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Balcón del Pirineo, pasión por la carne

Balcon del Pirineo Jorge Rabal GOC

Jorge Rabal, con una de sus magníficas piezas de carne. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

El apartado correspondiente de carta lo dice todo: Chuletón de vaca premium, Chuletón de ternera valle broto, Auténtico buey pastuenco del valle del Esla, Wagyu Santa Rosalía lomo alto premium y Chuletón dry aged, con sesenta días mínimo de maduración. Aquí les gusta la carne. Es la especialidad del Balcón del Pirineo y la causa de que muchos aficionados se desplacen de propio, y varias veces, hasta este recóndito y bello lugar –que también dispone de alojamiento– con magníficas vistas sobre el valle.
Carne que llega a la brasa, en el punto previamente acordado, acompañada por crema y patatas asadas caseras. Y cuyo precio, como en los mejores asadores, viene determinado por el peso, incluido el ternasco de Buesa, que, ese sí, elaboran al horno. Y siempre según las disponibilidades del mercado, como advierten en su página web.
Perfectos puntos de cocción para un género excepcional, cuyo responsable y propietario, Jorge Rabal, quiere ir ampliando, siempre con productos singulares y excepcionales. A los que hay que sumar el solomillo de ternera de la zona y la longaniza de La Puebla de Castro.
La oferta se completa con cremas y ensaladas, pimientos de Lodosa confitados, además de lo que ofrezca la temporada, por ejemplo, boletus o trompetilla amarilla, simplemente salteada. Eso sí, los más glotones disponen también de una amplia variedad de huevos rotos. O las crepes que elabora la esposa de Jorge, Karine, que aporta su toque francés a la casa, además de helados, tartas y la clásica cuajada de oveja con miel.

Parillada de carne para cuatro personas. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

Buena carne requiere buen vino y los aficionados pueden elegir entre diferentes estilos. Desde los vinos de la zona, especialmente Somontano, hasta los riojas y riberas, siempre con primacía de los tintos.
El proyecto inicial de Dominica Pérez y Marino Rabal, cuando en los años 90 dan el paso de la ganadería al turismo rural, sigue creciendo gracias a la segunda generación –ya hay una tercera, aun por formarse– y se ha consolidado como una de las paradas imprescindibles en los viajes por el Pirineo.
Alegra encontrar lugares con personalidad en rincones remotos del Pirineo, con un servicio amable y eficaz, buenas materias primas y unas instalaciones diseñadas para que prime lo importante, la comida, buen producto, bien elaborado.
Y si no quiere conducir, dispone de bastantes apartamentos y una casa rural, muy bien equipados, con instalaciones comunes entre las que se encuentra una brasa, bien provista de leña. Pero mejor, que le den de comer.

El comedor ofrece unas fantásticas vistas sobre el valle. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

La ficha

Vita, 49. Buesa, Huesca. 974 486 023. 689 565 424.

Reservas

Horario de comidas: de 13.30 a 15.30 y de 20.30 a 22.30 horas. Cierran los miércoles, salvo en agosto.  Vacaciones: enero, febrero y marzo. Admite reservas. Admite tarjetas. No dispone de menú del día. Precio medio carta: sobre 33 euros. Dispone de 22 habitaciones. Buen acceso discapacitados, excepto al baño.

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