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Amprius Lagar se presenta en sociedad

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La bodega del Matarraña embotella su primer vino con crianza

Fernando Lozano, Alberto Brosed y Víctor Martínez posan con los vinos. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

La bodega turolense Amprius Lagar presentó en Zaragoza tres vinos monovarietales, elaborados en sus viñedos sitos en los municipios de Calaceite y Arens de Lledó, en plena comarca del Matarraña. Poco más de cuarenta hectáreas, de garnacha, syrah, gewürztraminer y chardonnay, que comenzaron a plantarse en el año 2007.

El restaurante Labamba Cook Art –Vírgenes, 7. Zaragoza. 635 438 970– fue el marco elegido para degustar los vinos, que maridaron con las propuestas del cocinero, Alberto Brosed, de marcado carácter étnico. Víctor Martínez, gerente de la bodega, Fernando Lozano, director comercial, presentaron las características de la bodega, integrada en el Grupo Térvalis.

Acogida a la IGP Bajo Aragón, la bodega lanzó su primera añada en 2009 y desde 2020 está acreditada para elaborar vino ecológico. Singularidad, tipicidad, origen y expresión son algunos de los valores que transmiten estos vinos, que cuentan con la impronta de Jesús Navascués en su diseño, con elaboraciones actuales, elegantes, vivas y sin complejos.

El Lagar d’Amprius syrah maridó con un Roll de pollo de corral, tikka masala. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

Los vinos

Lagar d´Amprius garnacha 2017, de edición limitada, con apenas 10 000 botellas, con uvas procedentes del paraje del Gurugú, se aleja de las garnachas estructuradas, buscando la ligereza y la frutosidad. Fermentado con sus lías, tras un leve paso de mes y medio por barricas de roble francés, ha permanecido un año en botella. Óptimo para su consumo actual, probablemente evolucionará de forma positiva en los próximos años.

Combinó con un Estofado de boletus, yema en salmuera, tierra de torrezno y crema de guisantes y albahaca, y las conocidas Bambitas, Patatas confitadas y fritas con su piel, salsa de queso azul de Radiquero, puerro fresco, semillas y petazetas, especialidad de la casa.

Por su parte, el Lagar d´Amprius gewürztraminer 2018 superó perfectamente la alianza con los dos difíciles platos que acompañó: la Caribañola de causa limeña rellena de pico de gallo y atún, aguacate, tapenade de aceituna kalamata, huevo de codorniz encurtido, cebolla roja encurtida, mazorca baby, kikos, gambón a la llama, mayonesa de lima y ají, y cilantro; y el Lomo de bacalao confitado en aceite de oliva virgen extra con toffee de cebolla, bizcocho de Orio de tomate y chip de yuca.

Vendimiado de noche y fermentado también con sus lías, aúna un carácter mediterráneo con las especias propias de la variedad. El tiempo pasado desde su elaboración le ha aportado complejidad y matices, convirtiéndolo en un vino todoterreno, incluso alegrar una charla tras la comida.

Finalmente llegó el Lagar d´Amprius syrah 2016, conocido como 92/300, pues ha reposado en 92 barricas durante más de 300 días, 16 meses, con al menos tres trasiegos. Un syrah diferente, con leves recuerdos de la madera, pero mandando los sabores especiados y minerales.

Para realzarlo, Brosed propuso un Roll de pollo de corral, tikka masala, tzatziqui, crema de lenteja roja, cacahuete y hierbabuena; y de postre, Panacota de turrón con bizcocho de jengibre y pera en almíbar de cava.

Tres vinos, todavía poco conocidos, que llevan el alma del Matarraña allá donde se abran.

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