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Nola Gras revela sus nuevas propuestas y la carta de vinos

Peculiar Fish and Chips, con merluza, verdinas y curry tailandés. Foto: La Tilde.

 

El corazón creativo de Nola Gras, liderado por Álex Viñal y David Lorente, late más fuerte que nunca con la presentación de una propuesta que consolida su lugar en la vanguardia de la gastronomía de autor. El restaurante ha revelado un compendio de nuevas creaciones que reflejan la esencia de su filosofía: una perfecta armonía entre innovación, respeto por el producto y un profundo conocimiento de las técnicas contemporáneas. A estas nuevas creaciones se suma la presentación de una carta de vinos cuidadosamente seleccionada, diseñada no solo para acompañar los platos, sino para elevar la experiencia en su conjunto, estableciendo un diálogo único entre la cocina y el vino.

Las novedades en Nola Gras son fruto de un proceso meticuloso, donde la creatividad y la técnica se fusionan para explorar nuevos horizontes. La propuesta gastronómica se enriquece con platos que celebran la frescura, la complejidad y la audacia. La lechuga, un ingrediente humilde, se reinventa en una creación cargada de matices llamada Lechuga Viva: una salsa umami elaborada con mantequilla y soja aporta profundidad, mientras que un cremoso de anchoas y lascas de parmesano añaden un carácter salino que se equilibra con la textura crujiente del pan tostado y el frescor de la cebolla encurtida. Este enfoque, que combina lo sencillo con lo sofisticado, se repite en cada plato, como el premiado recientemente como mejor taco de Aragón y el premio Raíces que reconoce la autenticidad y respeto a la tradición mexicana, Taco a la Talla, una propuesta de merluza servida sobre una tortilla de maíz tricolor, que dialoga con un mole especiado y la acidez fresca de la lima. O la Oreja Coreana, un menucel crujiente que desafía las expectativas con su juego de texturas, el dulzor de la miel y la intensidad especiada de una salsa tamarindo-chipotle.

El viaje gastronómico continúa con una reinterpretación del clásico británico: el “Fish and Chips” que aquí cobra una nueva dimensión. Las verdinas, esas legumbres asturianas de sabor intenso, se bañan en un curry tailandés que transporta directamente a los mercados de Bangkok, mientras la merluza, contrasta con la cremosidad especiada de las legumbres.

Flan de leche de oveja. Foto: La Tilde.

Para cerrar el Flan de Leche de Oveja, una creación que eleva las expectativas sobre uno de los postres más tradicionales de nuestra gastronomía. La leche de oveja, con su carácter más intenso y cremoso que la de vaca, se transforma en una textura sedosa que se deshace en el paladar, mientras el tofé thai aporta esas notas caramelizadas con un toque especiado que recuerda a canela y cardamomo. Es la demostración de que la tradición, en manos expertas, puede reinventarse sin perder su esencia.

Cada una de estas creaciones refleja el ADN de Nola Gras: una cocina en constante evolución que se nutre de la investigación y el trabajo en equipo. Los chefs, además de presentar sus nuevas propuestas, rinden homenaje a los platos que han marcado la trayectoria del restaurante, como el Ramensillo, galardonado como Mejor Tapa de España de Legumbres, o el Bunny Cake, una creación premiada que se ha convertido en un emblema de la casa. Este enfoque, que combina tradición e innovación, se complementa con la incorporación de propuestas inéditas que hoy se someten al juicio de los comensales y la crítica especializada, en un ejercicio de experimentación que define la identidad de Nola Gras.

Alguno de los vinos de la nueva carta. Foto: La Tilde.

La carta de vinos

La carta de vinos es otro de los grandes protagonistas. Seleccionada con la misma dedicación que caracteriza la propuesta gastronómica, reúne referencias que no solo destacan por su calidad, sino también por la historia y la emoción que encierran. El Gewürztraminer de Émile Beyer, procedente de Alsacia, es un ejemplo de ello: un vino expresivo, con notas florales y un dulzor delicado que evoca la tradición enológica de una región que se considera la cuna de esta uva. En contraste, el Navamonte Verdejo, del corazón de Rueda, ofrece una complejidad en boca que combina recuerdos frutales de melocotón, albaricoque y piña con un elegante final anisado.

La carta también incluye propuestas cargadas de carácter, como el Mencía Escudo de Casa de Outeiro, un vino procedente de Ribeira Sacra, cuya historia familiar es tan rica como sus matices de tofé, chocolate y fruta madura. Por otro lado, la sidra de hielo de Cortina, un producto asturiano galardonado como la mejor sidra del mundo, aporta una potencia aromática con recuerdos a manzana compotada que la convierten en una joya enológica. No faltan vinos frescos y vibrantes, como el Vega Vella Rosado, un Rioja ecológico certificado con notas de frutos rojos, o el Mytilus Albariño, un blanco que encuentra su carácter salino en los viñedos de las Rías Baixas, bañados por la brisa marina. A ellos se suma el Essentia Reserva Garnacha, un vino aragonés con 18 meses de crianza que equilibra potencia y suavidad, reconocido como el Mejor Vino con Crianza de Aragón.

“Para nosotros, cada plato es una oportunidad de contar una historia”, reflexiona Alex Viñal. “No solo buscamos sorprender con sabores, sino también crear experiencias que conecten con las emociones de quienes nos visitan”. Por su parte, David Lorente añade: “Cada ingrediente tiene una personalidad única, y nuestro trabajo consiste en encontrar formas de realzarla, combinarla y darle un nuevo significado. Es un proceso creativo que nos desafía constantemente y nos emociona tanto como el día que comenzamos en la cocina”.

En cada plato y en cada copa, se encuentra una historia que va más allá de la técnica: es un relato de pasión, dedicación y el deseo de sorprender, una y otra vez, a quienes se sientan en su mesa.

 

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