Pintxos y vermús en Huesca
El diminuto bar se encuentra en el centro de Huesca, al lado de la plaza de Navarra. Foto: Gabi Orte Chilindrón.
Inspirado en la cultura bilbaína del pintxo –de donde procede uno de los socios, Ibán Tabares– Brrrutal se reivindica como un bar de tapeo: «Ni gastro, ni hostias» se lee en una de las paredes de este diminuto espacio, ampliado gracias a su terraza. Eso sí, cambian la copa aunque se repita el mismo vino; «si trabajamos nosotros, que también lo haga la máquina» afirma con sorna Ibán.
En su diminuto espacio, ampliado gracias a la terraza, se impone la variedad de vermús, aunque dispone de una buena oferta de vinos, locales y foráneos, donde se incluye, –¡faltaría más!– el txacolí. Un tamaño que auspicia la relación entre la clientela.
Abunda el laterío de calidad –Peperetes, Ar de Artte, Casa de Avoa, etc.–, servido tal cual, o tuneado, como el Chanchullo, una base de patatas fritas sobre la que llegan mejillones en escabeche, aceituna rellena y sardina.
Al que hay que sumar las raciones, desde la Ensaladilla rusa al Steak tartar, pasando por el Carpaccio de ventresca de atún ahumada o las tablas de quesos y embutidos.
Y sus especialidades, como el Niguiri pasiego, un sobao con grasa de jamón y anchoa mariposa, o la Picaña batida, tostada de pan de aceite con picaña madurada, queso crema y mahonesa.
Una buena opción para el tapeo o una comida distendida, con un servicio que destaca por su eficacia y amabilidad.