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LA BALANZA. Las IGAI, protección del acervo del patrimonio cultural en el saber hacer

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No, no se trata de un planeta del mundo Star Wars. Imagine amable lector un sello de calidad que diga mucho más que un simple nombre. Las Indicaciones Geográficas Artesanales e Industriales, IGAI, son precisamente eso: una herramienta clave para proteger y dar valor a los productos elaborados por manos expertas, artesanales con una larga tradición, en una región específica. Se trata de una certificación que vincula un producto con su lugar de origen, garantizando que posee ciertas características y una reputación particular debido a su procedencia y a las técnicas de elaboración tradicionales.

Ahora bien, para obtener una IGAI, el producto debe ser artesano o industrial, elaborado totalmente a mano o con contribución manual importante. No pueden ser productos fabricados de manera totalmente automatizada con máquinas; queda excluida la inteligencia artificial.

Imaginemos una pequeña localidad donde las manos artesanas han sido el motor de su economía durante generaciones. De repente, sus productos únicos, marcados por técnicas ancestrales y materias primas locales, comienzan a ser reconocidos y protegidos gracias a una IGAI.

Este simple acto producirá una absoluta onda expansiva que revitalizará toda la región.

Sin duda, se producirá un efecto transversal: fomentará otra producción paralela. Esto es, cuando un producto artesanal obtiene una IGAI, no solo se protege ese producto en sí, sino que también se estimula la creación de otras actividades económicas relacionadas. Pensemos en los proveedores de materias primas locales que ven aumentar su demanda o en los negocios de turismo que florecen al atraer visitantes interesados en conocer el origen de estos productos singulares. Es como si la IGAI se convirtiera en un polo de atracción para la inversión y la diversificación económica en la zona. Se generan sinergias, se recuperan saberes tradicionales y se impulsa un ecosistema productivo más rico y resistente.

Y, por supuesto, creará oportunidades de empleo. La protección y la valorización que ofrece una IGAI a los productos artesanales a menudo se traduce en un aumento de la producción y de las ventas. Para satisfacer esta demanda creciente, los talleres artesanales y las pequeñas empresas necesitarán más manos expertas, generando nuevas oportunidades de empleo en la propia comunidad. Esto no solo ayuda a fijar población en zonas rurales o con tradición artesanal, sino que también rejuvenece oficios que corrían el riesgo de desaparecer, transmitiendo el valioso legado de generación en generación. Los jóvenes ven en la artesanía protegida por una IGAI un futuro laboral con identidad y reconocimiento.
Cuando dicha modalidad de protección tenga lugar, aportará valor al territorio.

Una IGAI es mucho más que un sello en un producto; es un reconocimiento de la identidad única de un lugar. Los paisajes, las tradiciones, las técnicas de elaboración transmitidas a lo largo del tiempo… todo ello se ve revalorizado. La IGAI se convierte en un símbolo de orgullo local, fortaleciendo el sentido de pertenencia y atrayendo a personas interesadas en experiencias auténticas y en productos con historia. Es una forma de preservar y promocionar la singularidad del territorio a nivel nacional e internacional.
En resumen, las Indicaciones Geográficas Artesanales e Industriales son una herramienta valiosa que beneficia a quienes producen con dedicación, con mimo y a quienes buscan productos auténticos y de calidad, al mismo tiempo que impulsa el desarrollo de las regiones con una identidad artesanal propia. Busca el sello de las IGAI: ¡es garantía de origen y tradición!

A partir del 1 de diciembre de 2025 en sus cines! ¡Prepárate para la revolución de las IGAI.

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