La carta del restaurante Novodabo  –Pl. Aragón, 12. Zaragoza. 976 567 846− incluye, dentro del programa Aragón negro, tres platos inspirados en Alfred Hitchcock, Robert Mitchum y Anthonty Hopkins, cuyos retratos decoran el restaurante.
Fluido de trufa con boletus / ‘La noche del cazador’ (1955). Muestra a Robert Mitchum en el papel de un siniestro predicador que ha conocido un secreto: el muñeco de peluche de unos niños tiene en su interior un botín. Así que decidido a conseguirlo comienza a perseguirlos. Jornadas oscuras, terroríficas, escalofriantes, con escenas inquietantes en el curso de un río. El fluido de la trufa negra y los boletus nos trasladan a las intenciones subterráneas del predicador, a sus intereses oscuros, a la humedad del río en una persecución nocturna, a vida o muerte, también nos hace pensar en las riquezas ocultas que pueden tener tanto un humilde peluche como un pedazo de tierra.
Verdinas con centollo / ‘El silencio de los corderos’ (1991). Podríamos recrearnos en la afición de Hannibal Lecter por los sesos humanos. Sin embargo, nos fascina más el choque de personalidades de Clarice (Jodie Foster) y Lecter (Anthony Hopkins). En esta dualidad nos recorren escalofríos que van de lo gélido a lo cálido. Crustáceo reconocido por los gourmets más sofisticados, posee un caparazón grueso, cubierto de pinchos, con apariencia perturbadora, que no nos permite acceder a sus verdaderas intenciones. La química del plato funciona como la de ambos personajes. Clarice es una alubia fina, delicada, una Verdina extraña que nos sorprende por su insospechada fortaleza en el plato. Hemos decorado nuestra propuesta con unas florecitas inofensivas que, en realidad, proceden de un camposanto.
Merluza thai / ‘Frenesí’ (1972). La cocina thai suele ser picante y se caracteriza por la mezcla de cinco sabores fundamentales: dulce, picante, agrio, amargo y salado. El resultado tiene algo de hipnótico, de juego desconcertante, con un retrogusto de final feliz. La mayor parte de las películas del gran  Alfred Hitchcock contienen estos ingredientes y aportan esas sensaciones. Si le añadimos una navaja al emplatar, si le aportamos unas notas de acidez, el limón puede originar efectos esquizofrénicos que incitan al empleo del objeto cortante. Sin duda, es un plato asesino que nos recuerda a la película, donde una mujer es hallada muerta en las aguas del Támesis, desnuda, estrangulada y con una corbata de rayas. El cadáver presenta síntomas de violación que hacen sospechar que el asesino es un maniaco sexual.