Paco Marcén acaba de recibir el premio Heraldo del Campo a la trayectoria. Ligado desde sus inicios al sector ovino, ha sido director general, entre otros cargos, del Grupo Pastores, puesto que dejó el año pasado. Presidió también la interprofesional del ovino y caprino, Interovic.
Siempre inquieto, se presentó en las pasadas listas electorales al Congreso por Zaragoza como reserva de la candidatura de CHA-Mas País-Equo. «Porque he querido poner mi grano de arena hacia la gobernabilidad y la necesidad de acercamiento entre la ganadería –sobre todo la extensiva– y el mundo ecologista o quien trabaje para combatir la emergencia climática.

Paco Marcén. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

 

 

¿Cómo empezó en el sector ovino al que ha dedicado  la mayor parte de su vida?
En realidad el comienzo de mi trayectoria es sindical. Yo comencé conformando UAGA y de ahí sí surgió crear la cooperativa nueva. En mis raíces sí está la ganadería, pero en casa estuvimos veinte años sin animales.

¿Entonces?
Me incorporo como joven agricultor al sector antes de hacer el servicio militar, a finales de los 70. Me gustaba el ganado, pero sin más. Entonces estaba todo el tema innovador, el sindical, las luchas políticas.

¿Nunca ha tenido ganado?
Sí, en el 79 con un socio monté una explotación ganadera. Yo fui pastor, me tocó y se lo que es. Me ahogaba. Una persona joven con inquietudes… Con el socio alternaba cada semana, pero me quede sólo, enfermó el pastor y tuve que salir al campo durante todo un mes, Aquel marzo fue el más largo de mi vida

Y poco después nace la cooperativa, ¿no?
Entre una veintena de ganaderos surge la idea de crear una cooperativa para comercializar ganado, igual que se estaba haciendo con los cereales tras la desaparición del SENPA. Se importaba mucho, hubo movilizaciones y nace ya Carne Aragón, que comienza a funcionar en el 81, cuando abre Mercazaragoza. Comenzó con mucho vitalismo, vendía a carniceros, pero según se crecía había que modificar el modelo.

¿Hacia dónde?
Su evolución fue como por quinquenios. Al quinto año asumo la gerencia de la cooperativa, ya que había hecho unos cursos de gestión. Como se liberalizan los servicios técnicos veterinarios los integramos en el proyecto, sustituyendo de alguna forma lo que había hecho Extensión Agraria, pero más integrados con los ganaderos.

¿Que caracteriza la segunda etapa?
En 2004 ya comenzamos con I+D, que ha sido uno de los motores de desarrollo de la cooperativa, generando muchos proyectos, cerca de veinte: mejora genética, sistemas de alimentación complementarios al campo, como el COMERUM. Unos solos y otros en colaboración, por ejemplo, con el ternasco de Aragón.

¿El momento de mayor crecimiento?
Cuando nos fusionamos con Ganadera Cinco Villas y la turolense Cotega, a principios de este siglo, llega el momento de las inversiones, enfocadas hacia la transformación. Se crea una sala de despiece, de envasado, lo que exige seguir investigando para alargar la vida útil de la carne. Y seguimos en ello, con el vacío, la minimización de los plásticos.
También comenzamos la comercialización con la gran distribución, el ternasco de Aragón, la creación de productos cocinados –que no ha funcionado, quizá por los costes–, nuevos cortes…

¿Nunca se acaba la innovación?
En esa línea de nuevos productos, para vender fuera de España, donde no se valora el cordero pequeño, hemos ido a unas canales, en las que gracias a la innovación conseguimos una mejor grasa infiltrada.
Crecemos un 30% anual en la venta del agnei, que son canales de 14 a 17. kilos ¿Por qué más peso? Abarata el producto, pero también el tiempo es necesario para lograr esas grasas.

¿El sector ovino está en extinción?
Nosotros estamos creciendo y con perspectivas de entrar fuerte en alguna otra cadena de distribución nacional.
Hace sesenta años mi abuelo ya decía que el ganado no tenía futuro por tres motivos que siguen igual: no hay buenos pastores; apenas hay pastos para la alimentación; y entraba ganado de fuera, entonces de Extremadura, y ahora de nueva Zelanda.

Pesimista…
Los ganaderos que trabajan bien no ganan menos que otros trabajadores, pero los jóvenes no se quieren enganchar. Desde el punto de vista de la inversión no es un negocio rentable, pero para ganarse bien la vida sí. Ya lo decía mi abuela «el ganado es cajón abierto». Vendía una oveja a la fonda, mataba a un cordero cuando era necesario.

Pero los tiempos han cambiado
Y por ello la ganadería también. Hay que utilizar la tecnología, por ejemplo con chips para crear cercados virtuales programados, utilizar los drones. Todavía es muy cara, pero recuerdo lo que costaban las primeras televisiones planas.
Hay bastantes explotaciones de ganadería extensiva que puede ser rentables –si la intensificas, nunca–, mejorando además la calidad de vida de sus propietarios. Siempre habrá momentos en que haya que alimentar mejor al ganado, en sequías, momentos de invierno, cuando la cría. Para ello tenemos el COMERUM y seguimos trabajando en la alimentación.

¿Cómo están los productos complementarios?
La piel de la rasa aragonesa es la mejor del mundo. Teníamos hecho un trabajo con Loewe, que no llegó a culminarse. Tienes un 20% de pieles aptas y otro 20% malo y se paga el intermedio. Si somos capaces de trabajar la calidad de la piel hay una salida más. Pero, por ejemplo, si tiene una picadura de pulga o una manchita, Loewe ya no la quiere.
Si mediante higiene somos capaces de hacerlo puede revalorizarse el doble, pasar de doce a 24 euros.
El estiércol de ovino también se va a revalorizar con el cambio climático, aunque hay que trabajarlo.
Sin embargo, nuestra lana no es buena para el sector textil, aunque sí podría funcionar como aislante; tiene mucho valor psicológico para el ganadero, pero al final se está pagando a medio euro –el precio lo marca el merino–, así que por mucho que suba…

¿Y el ovino de leche?
Estamos trabajando para abrir una quesería; pero investigando en el ovino de leche, igual que hemos hecho con el agnei para lograr mejores grasas. La rasa no tiene aptitud para dar leche, pero quizá un cruce de una variedad muy láctea con la rasa, lo que sería una segunda fase. Lamentablemente, el manchego no se puede hacer en Aragón.
Con la leche y mil ovejas pueden trabajar tres personas, que tendrían sus días de fiesta como en el sector porcino, incluso pastoreando. Es una alternativa para algunos ganaderos, el resto tenemos que seguir apostando por el ternasco y el agnei.

¿Cómo se encuentra el consumo de carne de ovino?
Los estudios que hemos hecho desde Interovic, la Interprofesional del Ovino y el Caprino en España, muestran que el consumo baja en los hogares, probablemente porque no se han adaptado los formatos a las formas actuales de consumo. Sin embargo, la percepción del producto es más positiva en el consumidor, con lo que está creciendo su consumo en restaurantes, según mejora la situación económica.
Si se suman las cifras macro de producción, exportaciones e importaciones, se mantienen iguales.

¿Hay futuro, pues?
Vendí mis primeros corderos el día que se quemó el Corona, hace 40 años, a una 5000 pesetas cada uno –30 euros– y tardé mucho en cobrar. Era la media anual y habría que ver con la inflación lo que supone ahora. Pero no había PAC. El problema es que al dar la ayuda PAC sin tener ovejas, al no ser muy rentable te invitan a salir del sector.
De los 2000 ganaderos con los que trabajamos, la quinta parte hacen programas de mejora y esos sobrevivirán; otros irán cayendo vegetativamente.