Agujero techo cocina

 

Lunes, 20. Día trigesimoctavo

Mientras espero al operario, voy remojando zapatos y la ropa de invierno. También es casualidad que la tromba de agua me sorprendiera justo cuando estaba enfrascado en el cambio de ropa para la primavera, o quizá ya para el verano, visto lo visto. Espero que cuele ante el seguro, porque de lo contrario apenas tendré un par de alpargatas para caminar. La luz ha reaparecido misteriosamente, quizá ha vuelto al irse el agua, recuerdo del BUP que eran bastante incompatibles.

A eso de las once llega el operario, Tan fornido y tatuado que mi madre no despega los ojos de su ceñida camiseta. Nos colocamos las mascarillas –él la trae de serie− mientras contempla el techo. Tendré que picar la pared para encontrar la fuga: pique, pique, que paga el seguro del vecino, pienso –y los zapatos, los libros, la ropa… confío−.

¿Tiene algo para cubrir el suelo? Sí, una sábana vieja, que repondrá el seguro. Y, por casualidad, ¿un martillo? He tenido que aparcar lejos y si me ahorro el viaje… El que le ofrece mi madre, parte de su menaje, de madera, para ablandar la carne, parece que no le sirve. Pero ella no quiere perderlo ni un minuto de vista. ¿Y un hacha? Me servirá, sí.

¿Un hacha? ¿Tenemos un hacha? Claro hijo, cómo quieres cortar el hueso de jamón sin un hacha. Me evado hacia el ordenador, dejando a mi madre al mando de las obras. Finalmente, la avería estaba en el piso del pijo, algo de un sifón, pero que no tiene nada que ver con el de Adrià, al parecer.

Conclusión: agujero en el techo, enseres domésticos remojados, próxima visita de albañiles para sustituir placas de pladur, y, cuando se acabe el confinamiento, pintores. El operario no sabe darme una razón convincente acerca del que haya albañiles disponibles estos días, pero no pintores.

Recuperamos nuestra cocina, agujereada, pero apta para su función. Una pasta con tomate y filetes con patatas fritas consituyen nuestro sustento.

Nos tomamos el resto del día de asueto. Ella, que yo debo recuperar trabajo atrasado.

 

 

En días anteriores…

En pildoritas

A lo bestia