El restaurante El Sotón, es decir Ana Acín y Eduardo Salanova –que es de allí– serán los encargados del proyecto gastronómico del hotel de la estación de Canfranc, el Royal Hideaway Hotel, del grupo Barceló, cuya inauguración se pretende para el próximo mes de diciembre.

Magnífica noticia por muy diversos motivos, pues ya temía uno que algún famoso y estrellado chef foráneo fuera el responsable del que puede ser uno de los grandes escaparates de la gastronomía aragonesa. Felicidades y gracias, grupo Barceló.

Poseedores también de una estrella, gracias a su Espacio N, Acín y Salanova –que ya diseñó la comida conmemorativa en Canfranc el pasado 18 de julio– garantizan la calidad de un proyecto que se antoja importante. Conocen y practican tanto a la alta cocina, como la tradicional aragonesa, con lo que la presencia de los alimentos aragoneses, así como su cultura coquinaria, parecen garantizadas.

En todo el complejo serán tres los restaurantes, además de dos bares y una biblioteca; los menús gastronómicos y de carta se ubicarán en dos vagones que se están rehabilitando, según el estilo clásico de los trenes del siglo XX.

Quizá sea uno de los empujones que necesita nuestra gastronomía, aún poco conocida allende el Ebro. No vamos a caer en la tontería de que la nuestra es de las mejores de España, o que los alimentos que producimos aquí son los más ricos de la península; estúpido tópico que ya escuchamos en cualquier comunidad española a poco que celebren eventos del sector.

No. Necesitamos una gastronomía de altura, pegada a su entorno –que no es solamente el maltratado kilómetro cero–, que explique al comensal qué, dónde y cómo está comiendo. Que se reconozca en Aragón, también en el Pirineo, y no la pueda encontrar en ninguna otra parte.

Además de esa sólida delantera, que va creciendo notablemente en Aragón, tanto en las capitales, como en la provincia de Huesca y algunas zonas de Teruel y Zaragoza, es menester una buena defensa. Que los establecimientos más humildes trasciendan del bistec con patatas fritas y se atrevan con las borrajas y los chilindrones. Lo importante es el equipo, además de las individualidades.