Vicente Ascaso GOC

 

Desde ayer, Huesca es menos dulce. Vicente Ascaso, cuyo nombre estará asociado eternamente al pastel ruso, nos ha dejado para endulzar otros lugares. Nacido en 1931, compatibilizó su dedicación a la función pública con la empresarial, ya que a los 29 años asumió la panadería y pastelería fundada por su padre, que procedía de la de su abuelo.

Tras su imponente aspecto de caballero de siglos pasados ‒uno se lo imagina yendo a los toros con Goya‒, Vicente escondía una pasión por la innovación, como puso de manifiesto al poco de llegar al negocio familiar con la mejora del pastel ruso que descubrió en Olorón, pero asoció a Huesca para siempre, llevándolo a todo el mundo desde su tienda del Coso Alto.

Ya en este siglo, con más de setenta años, pero siempre activo desde la reflexión, comenzó su plan de expansión, abriendo tiendas en Zaragoza y Madrid. Y, sobre todo, el obrador instalado en la Plataforma Logístico Industrial de Huesca, que le permitía atender las crecientes necesidades de producción.

Nunca abandonó al ruso, pero junto a su familia ‒no hace mucho que también se fue su hijo Vicente, maestro pastelero‒ fueron creando nuevos momentos de felicidad para sus clientes. Desde actualizados turrones, menos dulces y más cercanos a las actuales necesidades dietéticas, hasta la sorprendente Corona Catalina de Aragón, un postre inspirado en el cuadro Retrato de una infanta, Catalina de Aragón del pintor Juan de Flandes, de la Colección Thyssen de Madrid

La saga continua gracias a Sura, Lourdes y José Antonio, que seguirán deleitándonos con las monas de Pascua que seguro están diseñando ya; los panettones, los macarons, sus bombones y chocolates. ¡Dulce viaje Vicente!