En esta triple campaña electoral, más cercana en dos de ellas, sí se escucha hablar de agroalimentación, aunque en demasiadas ocasiones venga vinculada con la despoblación, asuntos vinculados, pero no tanto como dan a entender. Pues, por ejemplo, una agricultura y ganadería fuertemente industrializadas apenas coadyuvan a repoblar nuestro territorio.

El caso es que, con mayor o menor concreción, hemos visto propuestas para apoyar a ganadería extensiva, reducir impuestos a las explotaciones familiares, modernizar infraestructuras, apoyar al pequeño comercio. Algo es algo.

Aprovechando la tecnología de los buscadores, ‘agro’ aparece 30 veces en el programa del PSOE, 29 en el de Podemos, 16 en el del PAR, trece veces en el programa de CHA, once en Ciudadanos, 10 veces en el programa autonómico de IU, cinco en el PP, y apenas dos en el de Vox, por cierto común a todo el Estado. No es que la cifra diga mucho, pero confirma que lo agro –alimentación, industria, ganadería, etc.− sí aparece en las agendas políticas.

Algo hemos avanzado, pues también el asunto que nos ocupa suele llegar a los titulares que los líderes políticos ofrecen a los medios de comunicación. No es asunto central –salvo si se menta el trasvase o la despoblación−, pero al menos sabemos que es sector estratégico para la inmensa mayoría de partidos, que hay que apoyar la comercialización, revisar la formación y apoyar al cooperativismo. Siempre sin entrar en muchos más matices.

Eso sí, de lo que se legislará desde Europa, no se habla nada. Y muchas de las propuestas pasan por ser aprobadas allá. Pero eso es otra historia, a la que nadie presta especial atención. Y menos mal que allá sí existe una especial sensibilidad hacia lo agroalimentario.