No es la entrevista que nos hubiera gustado hacer al consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Joaquín Olona, pero la actualidad se impone.
Ingeniero agrónomo, repite en esta legislatura al frente del departamento.
Habitualmente claro en sus declaraciones, Olona tuvo que bregar con un ajustado presupuesto –siempre lo es en el sector– la legislatura pasada. Y cuando parecía que se podrían permitir más alegrías, llega la crisis del coronavirus, que pone de manifiesto la importancia de la producción propia de alimentos.

«Hay que apostar  por la inteligencia»

CULT Joaquín Olona DGA

Joaquín Olona considera que hay que aprovechar esta situación para impulsar cambios en el sector agroalimentario.. FOTO: Cortesía DGA.

 

 

La agroalimentación ha sido uno de los pocos sectores que no ha cesado su actividad. ¿Pone ello más en valor su importancia en un próximo futuro?

Quiero pensar que sí. No ha habido desajustes en la cadena alimentaria y se han mantenido los niveles de seguridad y la variedad de productos, asumiendo riesgos y sobrecostes. También ha seguido funcionando el transporte de ganado, las inspecciones, la industria alimentaria, pues todo forma parte de la cadena. El drama ha sido para la hostelería.

¿Cómo se van a solucionar los problemas de falta de mano de obra agraria? ¿Habrá problemas en las recogidas?

Sería anómalo que no hubiera problemas en la recogida, pero el mayor sigue siendo el precio, que es el factor más determinante. Si son adecuados, se recolectará, aunque no sin dificultades; estamos trabajando en ello.

Para muchos, la crisis pone en cuestión el sistema de abastecimiento agroalimentario mundial ¿Cómo andamos por Aragón?

Nuestro sistema agroalimentario depende de la soja; si no llega, como el maíz que importamos, tendríamos problemas. Pero somos netamente exportadores. El cierre de fronteras nos puede hacer más daño por la falta de oferta que por los suministros. El ovino, por ejemplo, se ha aliviado un poco gracias a las gestiones del ministro Planas para exportar a los países árabes.

¿Cambiará el modelo?

De esta no saldremos igual. Aunque volveremos a la realidad de los mercados globales, habrá cambios, sin duda. Se necesita más sentido común y un cambio de valores.

¿Cómo afectará la crisis al sector porcino, netamente exportador?

La principal amenaza del sector es la peste porcina, que no afecta a las personas, pero que cerraría las fronteras y, por tanto, la exportación. La estamos conteniendo; es un sector que funciona.

¿Se esperan cambios en la filosofía de la PAC?  ¿Y en su gestión?

Ahora es más necesario que nunca que se reforme la PAC en profundidad. Nuestras tesis están más vigentes que nunca. Hay que acabar con los derechos históricos y centrarse en la agricultura y ganadería familiar, en los verdaderos profesionales.
Pueden sufrir sobrecostes y una caída de precios que sería letal para su supervivencia. Las ayudas deben centrarse en ellos, porque va a haber muchas necesidades y recursos escasos.

¿Cómo va a afectar a los alimentos de Aragón con calidad diferenciada?

Todavía tenemos muchos datos que analizar y asentar. Hubo un boom inicial de compras que ya se ha estabilizado.
Pero creo que los alimentos con calidad diferenciada sí se pueden ver afectados. Hay que considerar la capacidad de gasto de los ciudadanos, que bajará notablemente, además de una previsible caída de la demanda. No olvidemos que el problema es mundial.
Lamentablemente, los más afectados son los que más apuestan por la calidad, pero gracias a Carmen Urbano mantenemos un contacto continuado con los productores para sostener la demanda en los mercados. Precisamente ahora no podemos perder el tren.

¿Qué medidas barajan para potenciar el consumo de productos aragoneses?

No cabe pensar que la Administración, los gobiernos y la propia Unión Europea se centren en las ayudas directas. No es la vía. Hay que ayudar al esfuerzo, apostar por la imaginación y la promoción. Nos jugamos perder puestos, porque todos van a por esos mercados; la competencia es dura y también es consciente de la situación.
Tenemos que apostar por la promoción, quizá no exactamente ahora, sino cuando se recupere algo de normalidad. Promoción por tierra, mar y aire.
A los aragoneses nos cuesta bastante valorar y ponderar lo nuestro. Tenemos que vencer esa limitación y habrá que poner recursos. La eficacia y la rentabilidad, de acuerdo con el sector, es infinitamente más potencial.

¿Qué soluciones se pueden plantear para mitigar el efecto de parón en el turismo
y la hostelería?

Hay que aprovechar la ocasión para que los productores pongan en valor el canal horeca, que es un eje imprescindible; cuando cae, los problemas llegan.
Los productores no tienen que competir con la hostelería y la distribución, han de entender que son sus aliados y esta es una oportunidad magnífica para apostar por ellos.
Son muchos los productores que dependen de la hostelería y hay que recomponer las relaciones mutuas.

¿Cómo ve el crecimiento  de la venta ‘online’?

Es positivo. De las crisis se sale con oportunidad, como está pasando con el teletrabajo, que se ha revelado como positivo. Estamos colaborando tratando de ayudar a que la venta online se canalice de una manera eficaz, creando una plataforma.
Hay que evitar que caigamos en la dispersión. Nos dirigimos a cualquier parte del mundo, por lo que debemos sumar esfuerzos ahora que estamos comenzando.

¿Alguna consideración final?

Hay que reflexionar más, buscar acuerdos para problemas que ya existían antes. Mitigar las amenazas al modelo familiar agrario y evitar su desaparición; crear más complicidades entre los productores y la hostelería. La cosas van a ser distintas, no vivimos en un mundo idílico, pero volveremos a una realidad donde cada día se compite más. Hay que apostar por la inteligencia.