Es desde hace unas semanas el nuevo presidente de la DOP Cariñena en sustitución de Ignacio Casamitjana. También presidente de Grandes Vinos, de la Cooperativa Vitivinícola San José de Aguarón, responsable del sector del vino en la Federación Aragonesa de Cooperativas Agrarias y vicepresidente en la Sectorial de Cooperativas Vitivinícolas de España. Pero Antonio Ubide se define, simplemente, como viticultor, una profesión que aprendió desde pequeño y de la que no se quiere jubilar nunca.

«NO TERMINAMOS DE APRECIAR LOS VINOS ARAGONESES»

 

VIN Antonio Ubide Cariñena GOC

¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con el vino?
Muy de niño, porque mi padre era bodeguero y trabajaba en la Cooperativa San José de la que ahora yo soy presidente. Yo correteaba por la bodega los sábados que él trabajaba solo.

¿Y su primer contacto profesional con el vino?
Con la uva, de siempre, porque he crecido ayudando a mis padres y a los abuelos en los viñedos. Y del vino, cuando tenía 22 años, al empezar a llevar un viñedo de una empresa en Lécera.

Quería ser viticultor, quería dedicarmUsted, ¿qué quería ser de mayor?e a las viñas. Con 18 años ya me quería quedar en la viña, pero mis padres me dijeron que estudiara, lo hice, salí, llevé esa finca, después trabajé en una empresa de abonos. Y, a los 30 años, volví a mi casa.

¿Cómo le explicaría qué es la felicidad a un niño de siete años?
Jajajaja ¿En lo profesional o lo personal? Creo que vale para los dos: hacer aquello que tú crees que debes hacer, no lo que los demás creen que tienes que hacer.

¿Qué parte de responsabilidad tiene el vino en su felicidad actual?
Un 50%.

¿Y de sus preocupaciones?
Ahí más, el 60% o 70%.

¿No compensa entonces?
Compensa. Lo laboral ocupa ahora una parte importante de mi vida y, lógicamente, me da preocupaciones, pero compensa.

Lo de hablar de las emociones del vino ¿es solo imagen?
Es mucho más, los que estamos en esta profesión lo sabemos. Cada tipo de vino, cada cambio que introducimos, es una emoción distinta. El vino es un elemento vivo, que evoluciona, y eso te hace sentir algo especial.

¿Se sigue disfrutando del vino cuando se trabaja con el vino?
Sí, mucho y, además, sabiendo lo que tomas, más. Aquel que tiene el vino como un placer, lo disfruta. Pero para nosotros es más. Yo disfruto el vino desde que empiezo a hacerlo.

Dicen que todos los españoles llevan dentro un presidente del gobierno y un seleccionador de fútbol. ¿También llevamos ahora un sumiller?
Hay mucho entendido, pero eso no es malo. Yo soy de los que dice que, a finales de los 90, el mundo del vino se hizo más elitista, más complejo y las nuevas generaciones se alejaron. Las parejas jóvenes no piden vino cuando van a cenar porque es complejo pedirlo. La gente sabe disfrutarlo pero el problema es cuando te exigen saber demasiado de un alimento que lo que tiene que hacer es relajarte. Saber de vino es importante, pero lo importante de verdad es disfrutarlo. No hay otra bebida igual.

¿Cree que los aragoneses seguimos sin apreciar nuestros vinos y seguimos pidiendo vinos de fuera de la comunidad?
Se va superando pero todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, Zaragoza es la tercera o cuarta capital de nuestro país que más Rioja consume. No tenemos nada que envidiar, aquí se hacen vinos maravillosos pero, es verdad, que no terminamos de apreciar los vinos aragoneses.

¿A quién invitaría a un vino? Personaje histórico, público o alguien de su entorno.
A Felipe González, porque creo que representa a esa sociedad que pensó que había que reinventar el país y, quizá sin querer, alejó al vino del consumo cotidiano, No sé si bebe vino o no, pero me gustaría preguntarle cómo ve ahora lo de promover y beber otras cosas que no son vino. En los 80, se consumía más vino en nuestro país y nos costó mucho recuperar ese hábito. Si miramos a Europa, a América, muchos países consumen a un ritmo más elevado que nosotros que encima lo producimos. En España, solo consumimos el 20% de lo que producimos, una pena. Y el resto se vende fuera. En los pubs, en Inglaterra, ofrecen vinos espumosos y, en España, nadie pide un vino en una discoteca o un bar de copas. La hostelería es una asignatura pendiente para el sector del vino.

¿A quién le debe un vino? (cita pendiente)
A un compañero del sector de vino, de Valencia, que está pachucho. No paro de decirle que la semana que viene bajo a verle, pero no bajo nunca.

¿Cómo se ve dentro de diez años?
Espero que no con tanto cargo. De hecho, espero que no me quede ningún cargo, porque, si me quedan, significará que no hay relevo generacional, que los jóvenes se alejan del campo. Yo las viñas no las quiero dejar nunca. No me pienso jubilar. Me quiero morir viendo una cepa.