Director del CHIEAM
Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos

 

Raúl Compés, Director CIHEAM Zaragoza

Raúl Compés posa ante uno de los olivos que crecen delante de la sede del Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

¿Qué es exactamente el CIHEAM?

El Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos nace en 1962 como una organización para la cooperación en desarrollo de los países mediterráneos y la transferencia de conocimiento. Lo fundaron siete estados, Francia, Grecia, Italia, Portugal, España, la extinta Yugoslavia – y Turquía; a los que se suman paulatinamente Albania, Argelia, Egipto, Líbano, Malta, Marruecos y Túnez. Y sigue abierta a cualquier país mediterráneo.

Zaragoza no tiene mar, ¿Por qué se hizo aquí?

Lo trae un aragonés notable, Ramón Esteruelas, de Biota, que era un hombre de la ilustración. Fue el padre de la criatura, pues era Consejero de Agricultura en la Embajada de Francia y representante de España ante la OCDE, de modo que participó en el nacimiento del CIHEAM y quiso que nuestro país tuviera presencia. En 1969 se inaugura en Zaragoza el Instituto Agronómico Mediterráneo, donde nos encontramos.

¿Hay más centros?

El de Zaragoza es uno de los cuatro centros, además de la sede central que se encuentra en París. Bari, el mayor, en Italia; Montpellier, en Francia; y Chania, en Grecia. Todos ellos en la costa mediterránea.

¿En que sectores centran su actividad?

Son cinco grandes áreas, estudiadas todas desde la óptica mediterránea. Producción y sanidad vegetal; Producción y sanidad animal; Marketing agroalimentario, seguridad y tecnología de los alimentos; Pesca y acuicultura; Desarrollo rural y protección del medio ambiente; y Gestión del agua, el regadío y la sequía. Y enmarcados en los ODS, Objetivos de Desarrollo Sostenible, para 2020-2030 nos centramos en cuatro grandes prioridades: conservación del planeta, el acceso a la alimentación, desarrollo de nuevas generaciones y prevención de crisis.

¿Cómo trabajan estos temas?

Aunque no todos los institutos tienen la misma capacidad, compartimos la cartera de actividades. Empezamos con la formación. El CIHEAM nace con la vocación de formar a los cuadros que tienen que dirigir el desarrollo agroalimentario en el Mediterráneo.

¿Cómo se imparte esa formación en Zaragoza?

Fundamentalmente, a través de másteres. Impartimos ocho en Zaragoza, de dos años, el primero teórico y en el segundo con prácticas, que vivan la experiencia de estar en una explotación privada. Algunos totalmente nuestros y otros en formato consorcio, con diferentes universidades, como la de Zaragoza o Córdoba.
Tenemos una gran ventaja sobre otras instituciones. Al no tener plantilla, buscamos a los mejores expertos del mundo, siempre que podamos pagarles. Normalmente un tercio de los profesores son locales, otro del ámbito mediterráneo y el último del resto del mundo. Y los másteres están homologados por los trece estados, son equivalentes a los oficiales.

¿Serán de precio elevado?

Por ello disponemos de becas para esos dos años, también para países terceros, siempre que sean alumnos brillantes. Eso sí, para pasar de curso se necesita al menos un 7 de nota. No obstante, pagando la matrícula, cualquiera puede acceder a nuestros cursos.

¿Más formación?

También ofrecemos siete u ocho cursos avanzados destinados a profesionales destacados, que decidimos cada año, de una o dos semanas de duración, centrados en temas de impacto. Por ejemplo, la crisis energética o la Xylella fastidiosa, que está causando estragos en el olivar.

¿Y otras actividades?

Además de la formación, se han ido sumando otras actividades muy especificas, para completar esta creación de capital humano, destinado a los países mediterráneos, donde no existe esta especificidad que aquí tenemos.
Por ejemplo, creamos y financiamos redes de expertos sobre temas específicos para el Mediterráneo, por ejemplo, los frutos secos, creando espacios de encuentro e intercambio. Trabajamos sobre otras, como ovino y caprino; pastos y, sobre la mesa, está otra sobre producción de aceite y cambio climático. Muchas veces, los resultados de estos encuentros terminan siendo una publicación. Y generan, además, un importante vivero de expertos, que se ve reflejado en nuestra web.
A veces ejercemos de consultoría, adaptada a nuestra misión de cooperación en el desarrollo, prestando asistencia técnica a gobiernos, organizaciones, instituciones europeas, etc., siempre a petición suya; no estamos en el mercado.
Finalmente, las denominadas actividades de diálogo político, donde trabajamos los cuatro institutos conjuntamente, para ayudar a los gobiernos a tomar decisiones. Arrancamos con cuatro temas estratégicos, mujeres y zona rural; jóvenes e incorporación al sistema; en sistema agroalimentarios sostenibles, en consumo y producción; y desarrollo de zonas costeras y pesca. Y abriremos en breve otras en materia de gobernanza del agua y también los bosques, su conservación.

Todo este ingente trabajo ¿es suficientemente conocido en Aragón?

Quizá no se ha cuidado suficientemente la comunicación local. Nuestra vocación global no obsta para que también creemos redes y alianzas con actores locales y nacionales, que deberían participar de nuestras actividades. Deberíamos ser parte del ecosistema agroalimentario aragonés. Es una labor activa que ya he empezado a hacer. No hay que olvidar que aquí viene todo el año gente de primer nivel a dar clase que podríamos y tendríamos que aprovechar.

¿Cómo llega a la dirección del centro?

Asumí la dirección en enero de 2021, en plena pandemia, tras un proceso de selección. Opté porque soy aragonés, de Almonacid de la Sierra, y estoy cerca de Valencia, donde vive mi familia y soy profesor titular la UPV.