Nace de la búsqueda por encontrar la mejor expresión de la variedad autóctona albillo real y cuenta con una producción limitada de 637 botellas

 

 

2019_ENSAYO Moradas

Las Moradas de San Martín lanza su vino blanco más exclusivo, Ensayo 2019. Un vino blanco ecológico y vegano que nace de la incansable búsqueda de la bodega madrileña por encontrar la mejor expresión de la variedad albillo real, autóctona de la zona. Un vino único del que tan solo se han elaborado 637 botellas de 75 cl.

«Llevamos años recuperando la variedad albillo real y estudiando su evolución para poder elaborar un vino único como Ensayo, con carácter y un estilo muy personal», explica Isabel Galindo, enóloga y directora técnica de Las Moradas. De ahí el nombre escogido para el vino. Un vino que nace tras años de investigación y pruebas, que busca ser la mejor expresión de los viñedos de la bodega, ubicada al oeste de la sierra de Gredos, en plena DOP Vinos de Madrid. Y es que el paraje especial de esta zona permite a Las Moradas elaborar vinos de singular personalidad y elevada calidad, gracias al clima y a las condiciones especiales del suelo en el que nace el albillo real.

Concretamente, el albillo real con el que se elabora Ensayo procede de la parcela Juez, ubicada a 894 metros de altitud. Estas parcelas de montaña se trabajan con viticultura ecológica y biodinámica de secano estricto, con formación en vaso para adaptarse mejor al clima. «Todo trabajado de forma manual, sobre suelos de pura arena granítica», aclara la enóloga. Además, la vendimia se realizó de forma manual y seminocturna, seleccionando los racimos más dorados.

Para su vinificación, se realizó el prensado directo y encubado hasta que la fermentación se inició de forma natural con las propias levaduras de la uva durante tres semanas. Una vez fermentado, se llevó a cabo una crianza de 20 meses en una única barrica de roble francés de 500 litros, con bâtonnages en cada luna llena hasta diciembre, «aportando así mayor riqueza, complejidad y cremosidad», explica Galindo. Finalmente, el vino se limpió de forma natural mediante frío natural del invierno y trasiegos, sin clarificar ni filtrar.

Así, «estamos ante una variedad castiza histórica de gran valor por su singularidad, que se expresa ligeramente oxidativa», argumenta la enóloga. Y añade: «Nos ha sorprendido por su alta capacidad de envejecimiento y su potencial para obtener un vino muy particular de gran elegancia y personalidad, en el que se imponen las mayores virtudes de esta variedad». Estamos ante un blanco de color pajizo dorado y aromas que nos recuerdan al dulce de membrillo, las peras, los amielados, la flor blanca como el azahar o el jazmín, los balsámicos y los recuerdos de frutos secos. El resultado es un vino blanco
muy original por su boca sabrosa y untuosa, con un final ligeramente salino (por la mineralidad aportada por el granito), potenciado por un ligero amargor propio de la variedad. «Todo ello hace que esté entre las variedades blancas más gastronómicas del panorama nacional», indica la enóloga.

Alguna de las propuestas de maridaje para Ensayo 2019 serían una ensalada de brotes tiernos con gambón jumbo y vieiras gratinadas, unos salmonetes al horno con ajetes y patatas, unos nachos con kimchi, cebollino y queso crema o un postre a base de salsa de vainilla y canela con crujiente de galleta maría, dada su complejidad.

Así, tan solo podrán disfrutarse 637 botellas de 75 cl de este vino, el blanco más exclusivo de esta bodega madrileña.