La fiesta, que conmemora el antiguo oficio de vinatero, es la antesala de las fiestas de invierno en las que el fuego y el público local son los protagonistas

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Ramón Bellosta, ganador de la edición 2023 de Punchacubas, junto a Amadeo. Foto: Ayto. de Aínsa.

 

La localidad de Aínsa ha reeditado este sábado, 16 de diciembre, el Punchacubas, la Feria del Vino Artesano que desde hace más de quince años llena de vida la `plaza Mayor a las puertas del invierno. Con ella se conmemora el desaparecido oficio de vinatero en la comarca de Sobrarbe y se degusta la bebida que aún sigue elaborándose para consumo propio en numerosos hogares del territorio. Se trata de una jornada festiva en la que el público local toma el protagonismo, reunido en torno a un elemento indispensable en las fiestas de invierno pirenaicas: el fuego.

En esta edición veinticuatro vinateros de lugares como Mediano, Guaso, El Pueyo de Araguás, Banastón y Aínsa, así como la participación de un vino procedente de Burdeos, han estado presentes en el Punchacubas, concentrando a centenares de habitantes sobrarbenses y turistas en el momento de la degustación, que comenzaba cerca de las 19h. Sin embargo, ya desde primeras horas de la mañana una treintena de voluntarios, entre ellos los chefs del restaurante El Callizo de Aínsa, trabajaban en la preparación de la hoguera, la comida y la cena de la jornada.

Público en el Punchacubas 2023

La comida ha consistido en un Recao Montañés inspirado en la receta del afamado y ya fallecido cocinero binefarense Teodoro Bardají. Sus ingredientes más reconocibles: las judías y los jarretes de cordero ecológicos que han encantado a los comensales. Además, de primero han tomado una escarola con ajo y granada. «Un año más se hace notable el espíritu de unión y el empuje de las personas voluntarias, con cuyo esfuerzo, sin duda, hacen que esta fiesta sea una de las más arraigadas en el pueblo», explica Amadeo Monedero, coordinador de los voluntarios.

Posteriormente, la faena se centraba en sacar adelante la cena y recepcionar los vinos de los productores. En la cena también se ha querido mantener la esencia de la tradición, con un primero consistente en sopas de ajo con pan y huevo y un segundo basado en arroz con patatas y bacalao para alrededor de 300 personas. «El ambiente ha sido extraordinario, sostenido por la climatología favorable y esa participación primordialmente local que convierte el Punchacubas en una fiesta muy nuestra», apuntaba el concejal Pep Gracia.

Como cada año, los ganadores de 2023 se eligen por votación popular, una acción que los presentes reañizan mientras tienen ocasión de degustar los mencionados manjares autóctonos y preparar a la brasa los productos que la carnicería La Reja de Aínsa ha vendido durante la noche. Este año el primer premio ha ido a parar a las manos de Ramón Bellosta de Camporrotuno con treinta y tres votos, muy seguido de Juan Soro de Coscojuela de Sobrarbe que ha logrado treinta apoyos, y José María Chéliz de Casa Dámaso de Aínsa que se ha quedado con veintisiete. Además de los premios previstos, se entrega el Jarro de Honor a algún productor con el objetivo de premiar su larga trayectoria, y esta vez el reconocimiento ha sido para José Antonio Cambra de Abizanda.

Los Mosicos del País, procedentes del Valle de Chistau, han vuelto a amenizar el evento al calor del fuego, la mejor antesala de las fiestas navideñas en Aínsa. Las asociaciones de El Eco y la de Vinateros de Sobrarbe se han sumado nuevamente a crear un espacio de convivencia extraordinario que se espera y se vive cada año con especial cariño.