Aunque ya lo sabía, le recuerdan a este tapao que Madrid Fusión nació en 2003 como congreso de gastronomía. Así que provisto de un pase de visitante de un amigo que desistió de ir, aburrido −la entrada costaba 100 euros al día, 250 los tres−, allí que se plantó este firmante. Como primera conclusión, habría que ir pensando en cambiarle el nombre, por ejemplo, a Madrid Fitur Fusión, pues más allá de las ponencias, de indudable interés, pero acceso limitado –uno no pudo colarse–, parecía más una feria turística gastronómica, con decenas de estands de autonomías, provincias, ciudades, etc., que un lugar para el debate y la presentación de innovaciones. Y la comida gratuita, que diría mi abuela, escasica. Al menos el primer día, pues el segundo, repleto de estudiantes de hostelería –¿pagarían la entrada?– nos asaltaban a los ciudadanos de provecta edad con las bandejas que escondían el día anterior, quizá pensando que podríamos acudir a gastarnos los cuartos a la autonomía, provincia, ciudad, etc., que sufragaba los alimentos.

Pocas empresas vimos. Sí a la Diputación de Teruel, que sustituyó a la de Soria en la tradicional subasta de trufa. Se recaudaron 16 000 euros, que irán a los damnificados de la dana de Valencia, merced a tres trufas turolenses. De forma que el récord mundial debe seguir estando en Veratruf, la feria de la trufa de Vera de  Moncayo donde el año pasado Miguel Ibáñez, del restaurante El Molino de Berola, abonó 5700 euros por una trufa de 437,3 gramos.

Como en Fitur, los alrededores del, eso sí, digno estand del Gobierno de Aragón parecían el paseo de la Independencia, especialmente el primer día, cuando se concentraron casi todos los jefes; ninguno quería perderse esta cita y salir en la foto. Algunos hasta aprovecharon para hacer dos presentaciones, al parecer para consumo interno, como demuestran alguno de los titulares generados en medios locales: Zaragoza conquista Madrid Fusión con su garnacha y sus tapas; Aragón saca pecho de su gastronomía y sus productos en Madrid Fusión; o Las estrellas Michelin de Huesca deslumbran en Madrid Fusión: ¿la fórmula del éxito? Práctica, por otra parte, habitual en el resto de comunidades: Tenerife lidera la promoción gastronómica de los destinos turísticos en Madrid Fusión 2025; La gastronomía asturiana se hace grande en Madrid Fusión; o Raíz Culinaria prolonga en Madrid Fusión su éxito.

Astuta la Diputación de Huesca que, además de participar con un amplio espacio en el estand aragonés, era patrocinadora del conocido como Madrid Fusión Pastry, dedicado al mundo dulce. Por ahí pasaron Raúl Bernal y el joven jacetano Jairo Vincelle, muy generoso a la hora de repartir las muestras de su trabajo. A uno le dio para compartir con amigos un par de días.

Lo mejor, los muchos premios para los cocineros aragoneses, el citado Bernal, Jorge Landa, Sergio Sainz y Aaron Melero y la cata impartida por Jesús Solanas con su selección de garnachas aragonesas. Se enfadó un consejo regulador porque no había ninguno vino de su zona y probablemente tenía razón: a veces es mejor negociar la selección. Eso sí, vaya poderío con la selección de copas Riedel, todas de lujo y diferentes para cada vino. Este tapao disfrutó de la cata desde fuera –vio mas no bebió–, debido a lo restringido del acceso, apenas cincuenta personas, pero aquí, afortunadamente, se veía a mucho especialista e interesado de fuera de casa. Tampoco pudo acompañar al sumiller, que se dio un homenaje en la restringida zona VIP, donde entró sin acreditación  ninguna. Eso es poderío.

 

 

Tampoco pudo colarse este tapao en el cine teatro Olimpia de Cariñena, donde se celebró la gala inaugural de Cariñena Ciudad Europea del Vino, que estaba a rebutir de jefes y gentes del vino. Pero le contaron sus espías que estuvo bastante bien, dado lo habitualmente pesados que resultan estos actos. Animó mucho la noche la intervención del presidente de la DPZ, Juan Antonio Quero, que saludó a las autoridades presentes con calificativos más o menos cariñosos –amigo, querido, compañero, etc.–, salvo a la segunda autoridad de la comunidad, mujer, y no precisamente por machismo. Se vino arriba ofreciendo más dinero para el sector, con un discurso algo provocador, pero que no logró que el presidente Azcón entrara al trapo. Fue un detalle que se acordara de los viticultores, lo que fue muy acogido por los pocos que estaban en el patio de butacas. Presentadores de la zona y actuaciones musicales de la tierra, por más que el músico no fuera hace ya muchos años precisamente amable con la DOP Cariñena.

Por cierto, muy pocos periodistas se vieron por allí –que uno sí pudo colarse en el buen cóctel que se ofreció en la Bodega Tierra de Cubas, que estrena concesionario–, quizá porque era sábado y a pesar del autobús que ofreció el Ayuntamiento de Cariñena.

 

 

Por su parte, de la Capital mundial de la Garnacha, Zaragoza, tan solo sabemos que han comenzado las visitas enoturísticas a las denominaciones vinícolas de la provincia. Y la ironía de la concejala de ZEC, Elena Tomás, que ante la plantación de un viñedo en la arboleda de Macanaz, afirmaba que «con este criterio, cualquier día anuncian que van a plantar cannabis sativa y se quedan tan anchos». Más fácil resultaría hacerse un porro que vino.

 

 

 

Al paso que vamos el editor va a tener que dedicar varias páginas en cada número a los restaurantes, bares y tiendas que abren y cierran.

 

 

 

 

Detallazo de Amparo Cuéllar, que acompañó a la prensa aragonesa y a las responsables de Descubre la trufa, allí denominada Dastatu Boiturra en la presentación de la misma  en Bilbao. Buen olfato el de la directora general de Innovación y Promoción Alimentaria del Gobierno de Aragón, pues la semana de tapas con trufa aragonesa ha resultado todo un éxito, con 6,5 kilos de trufa consumidos merced a los 1407 pintxos vendidos; sí, sale a 4,6 gramos de trufa por cada uno, pero los de Bilbao son así. Incluso aprovechó el tiempo del viaje para deshacer entuertos y despistes organizativos en la presencia aragonesa en Madrid Fusión.

 

 

 

Que faltan escuelas de hostelería en Aragón parece obvio, dada la carencia de profesionales en el sector. Pero, eso sí, como los recursos son escasos, a la mínima saltan las chispas. Según publicó hace tiempo Hoy Aragón, «el pasado mes de noviembre el Ayuntamiento de Jaca anunciaba la implantación del ciclo formativo de Grado Medio en Cocina y Gastronomía en el colegio Escuelas Pías de Jaca para el próximo curso». Pues bien, «desde la Comarca del Alto Gállego, donde el Instituto Biello Aragón lleva años impartiendo FP Básica en Cocina y había propuesto la creación de un ciclo de Grado Medio en Cocina y Pastelería», parece que se oponen. La polémica está servida. ¿Habrá una escuela, dos o ninguna? Seguiremos atentos a la evolución de esta pugna, tan nuestra, tan aragonesa, que ya ha saltado a los medios en papel.

 

Lo que ves, es dijo Darío Villagrasa en una entrevista en El Periódico de Aragón, al formalizar su candidatura, cuando aún creía que podría dirigir el PSOE Aragón. Es de esperar que su posterior renuncia no haya que tenido que ver con el uso del lema promocional de los Alimentos de Aragón.

Eso sí, hay que alabar que el ahora simple diputado de las Cortes de Aragón esté al tanto de lo que se come y se promociona en esta tierra. No como uno de los vicepresidentes de la competencia en la misma institución, que reconoció en uno de esos viajes de inmersión en el mundo rural su desconocimiento sobre la existencia de la Muestra agroecológica de Zaragoza, con más de quince años de vida. Quien se lo preguntó, que cada sábado vende el fruto de su trabajo en la plaza del Pilar –o donde toque, pues cada vez es más complicado disponer de espacio allí–, no salía de su asombro. ¡Que ingenuidad la de la frutera!

 

 

El afamado periodista aragonés, gastronómico entre otras especialidades, David Remartínez, da nombre a uno de los platos del restaurante madrileño la Fonda de la Confianza, Conejo guisado al estilo de la Abuela de David Remartínez, periodista y escritor aragonés, donde, por cierto, Ambar es la cerveza de referencia.

Que no se venga arriba el medio asturiano, porque ya el editor de este bimestral aparecía en el nombre de una cazuelita, Otra de borrajas, señor Urtasun, con la que el restaurante jacetano Lilium ganó el  concurso de cazuelitas de la provincia, en el ya lejano 2015.

 

Parece que ya hay quien reivindica la zaragozana Posada de las almas, un histórico establecimiento que lleva dieciséis años cerrado. Abierto en 1705, cuenta la tradición que cobraba en tiempos diez céntimos para La Caridad a quien bebía agua en ves de vino. ¿No es un patrimonio histórico de la ciudad?

 

 

 

De los Diez vinos rosados recomendables para este 2025 que sugiere la revista Mucha Gula, uno es aragonés, todo un clásico, el Enate Rosado Cabernet Sauvignon 2023,  del que afirman que «si bien la añada 2024 ya está en el mercado, la que aquí traemos está en un gran momento de consumo».

 

¿Se logrará consolidar una cocina de la trufa?

¿Garnacha nueva, promoción o confusión?

¿Son rentables los kioscos zaragozanos?

¿Qué hace el cantarín embajador turístico de Huesca?

¿Vuelve a la carga ese ‘gastro’ periodista que ya no escribe?

¿Qué fue de san Vicente, no el santo? ¿ya no interesa?