¡Cómo cambian los tiempos! Se acuerda este tapao de la primera entrega de los premios Huesca Alimentaria, allá por 2019. Uno tuvo que ir, porque el de Mejor contribución personal, se lo dieron al editor «por su labor divulgativa de la agroalimentación a través de la publicación Gastro Aragón».
Apenas cuatro gatos estábamos y pocos políticos que uno recuerde. Sin embargo, este año, como el pasado, la plaza estaba abarrotá, que decían aquellos cómicos. Desde la alcaldesa de Huesca hasta representantes de todas las administraciones. Se agradece, pero el apoyo resulta mucho más necesario al empezar el camino, no solamente quince años después cuando, tras mucho trabajo, la asociación está plenamente consolidada.
En cualquier caso la relación con Gastro Aragón siempre se ve recompensada, como se comprueba al observar los premiados. El nuevo embajador, Ramón Lapuyade, cocinero y propietario del hostal El Portal, en Alcolea de Cinca –apareció en el número 104–, es gastroamigo y contribuye a que el bimestral sea posible y el anterior, que le entregó la chaquetilla, Javier Matinero, del restaurante barbastrense El Trasiego, es suscriptor de la revista, como Lucía Palacín, de Biopalacín. Por su parte, Arriel Domínguez, de la quesería O Xortical, fue entrevistado en el último número. Sí, ese que aún se puede encontrar en los quioscos zaragozanos.
Y, por cierto, gran detalle que el cóctel fuera al aire libre, como el año pasado, para deleite de fumadores. Bien de comida, con sabor oscenses, pero escasicos de vino: hacía mucho calor.

 

 

 

¿Quién se esconde tras Chema Lasheras?

Roto Zaragoza fue el escenario elegido para la presentación de la nueva edición de Gastrotapas, lo que provocó el malestar de algunos socios de Horeca Zaragoza, que no ven con buenos ojos el modelo hostelero que representa este Grupo Fuenclara, tan vinculado al Real Zaragoza.
En cualquier caso, el evento se desarrolló de forma correcta, aunque un año más fue difícil escuchar las palabras de los intervinientes, dada la grosería de varios de los asistentes que no paraban de hablar. Así, difícil les sería escuchar las palabras del presidente de los restaurantes zaragozanos, Chema Lasheras, que reivindicó su evento pues «aunque digan, las tapas también son de los restaurantes». ¿Qué es, sí no, un menú degustación, más que una serie de tapas? Aunque hubiera habido un respetuoso silencio –que no–, los responsables de Cafés y Bares no lo hubieran escuchado. ¿Causalidad o saturación de agenda?
A quien sí se escuchó alto y claro, desde el público y en calidad de invitado, fue al consejero de Sanidad, José Luis Bancalero, debutante en estos saraos, que promete grandes momentos, si sigue en esta línea. Pues reconoció a los hosteleros «la excelencia de vuestro trabajo, a la que nos estáis malacostumbrando». Y ya venido arriba, «Sanidad considera a Horeca un importante aliado en seguridad alimentaria. Se autoexigen muchas veces por encima de lo obligado. Por lo que conozco, en Aragón estamos mucho mejor que otras autonomías». Concluyó afirmando que «sois empresas saludables» y ya entonces el personal se dedicó a la comida y la bebida, que se agotó, a pesar de no llegar a la temperatura adecuada.
Ha nacido una estrella que, desde luego, esa tarde eclipsó a la directora general Amparo Cuéllar, siempre comedida y discreta en su papel, y a la consejera municipal, Sara Fernández, habitual en estas lides.

 

 

Magnífica puesta en escena para la presentación de la nueva campaña de Alimentos de Aragón, que estrena lema: Aragón sabor de verdad. Gobierno de Aragón, Según dice el propio «la campaña supone una evolución en la proyección de Alimentos de Aragón, con una imagen renovada, más moderna y cercana, que refuerza valores como la autenticidad, la sostenibilidad y la calidad diferenciada, con una mirada puesta en los mercados de todo el mundo».
Aunque allí se dijo que era «una evolución para dar un salto exponencial», lo que parece contradictorio en principio. En cualquier caso, este tapao –que pudo colarse pues en el acceso al Pigantelli había control, pero la puerta de la Sala de la Corona, no– salió bastante feliz del evento. Sabía uno que los alimentos ya no iban a ser nobles –¿plebeyos entonces?–, pero se vio gratamente sorprendido por la formas del mensaje. Pues más allá del lema, las imágenes que se presentaron ofrecían gentes, manos, explicitando que los alimentos los hacen personas, no el territorio o la tradición, que también, sino las personas humanas.

                           

Salvo este tapao, que algo ha aprendido en estos años –al menos, a colarse–, eran todos los que estaban, aunque faltaran bastantes. Cierto que la hora no era la mejor para acercarse hasta Zaragoza, las nueves y media de la mañana.
El caso es que, como sostenía el jefe de los Cafés y Bares, José María Marteles, cada día más lenguaraz, el acto fue de más a menos; del humor a los consabidos discursos.
Pues el presentador, Carlos Sobera, cuyo padre era aragonés, de Parzán, cerca de Bielsa, como nos recordó a los ahí presentes, tiró de sentido del humor. Si al presidente Jorge Azcón le invitó a su programa de emparejamientos, si es que lo necesita –confesó el prócer que lo ve en ocasiones, lo que a su señora no le parece muy bien–, culminó con el consejero Javier Rincón, al recordar su increíble parecido con Leo Harlem. Uno ya no lo ve de otra forma.
No faltaron viandas, a modo de desayuno al principio, con productos que tenía sabor de verdad, ni después, a modo de almuerzo, con embutidos y quesos, además de pequeñas raciones. Eso sí, al responsable del cáterin, que no le habían dicho de qué iba el sarao, se le escapó una tortilla de patata aromatizada con trufa industrial, habitual en recenas de bodas. A los truferos que allí había les sentó bastante mal.
Y si pocos se dieron cuenta de lo de la tortilla, muchos sí de la carencia de vino. Solo había agua y zumos. Quizá a alguien pensó en clave capitalina, pues a partir de las once y con tanta comida –sobró–, lo que procede es cerveza aragonesa, espumosos y vinos blancos; es lo que se hace en el medio rural, donde precisamente las personas hacen los alimentos.
Pequeños detalles en un evento, que seguro que mejorará en septiembre, cuando se entreguen los prometidos Premios Agroalimentarios de Aragón, que parecen recuperar aquellos de Alimentos de Aragón, ya extintos, de aquellos felices tiempos, para algunos, del consejero socialista Gonzalo Arguilé.

 

Ni uno Urtasun, no acertaste ni uno.

Gracias a que Grandes Vinos presentó su bien planteada propuesta 10 Garnachas diferentes para 10 maneras de ser, hemos confirmado que lo de Zaragoza Capital mundial de la garnacha «nació de la cabeza de la alcaldesa», según confesó el gerente de Zaragoza Turismo, José Francisco García. Bien está que salgan cosas de las cabezas, pero quizá luego haya que pensarlas más detenidamente.
El evento sirvió para ver a los plumillas de las cocinitas y bebiditas catar a ciegas unas garnachas de la mencionada bodega. El editor, por mucho que presuma, no acertó ni uno. Sus colegas, alguna.

 

 

 

Desde aquí toda nuestra solidaridad y afecto al sumiller Félix Artigas –y a su esposa, arrastrada por el agua– que ha visto su casa de Azuara, recientemente estrenada, arrasada por las últimas lluvias.