Y a se ha convertido en una tradición prenavideña. La presentación de la nueva añada del rosado Alquézar de Bodega Pirineos, congregó a un buen números de periodistas, blogueros y profesionales, que pudieron también degustar a su hermano pequeño, el Alquézar blanco, recuperado tras años sin producirse.
Considerado por la bodega como «uno de sus vinos con mayor éxito en Aragón», el Alquézar rosado 2018, #elrosadoconmáschispa de Somontano, son casi tres décadas las que se lleva elaborando este vino, «el rosado con más chispa del Somontano. Haciendo gala a su nombre, transmite toda la luz y la naturaleza y el frescor de la Sierra de Guara», afirma su creador, el enólogo Jesús Astraín.

Los responsables de Bodega Pirineos brindan con el rosado.

Manuel Zorita, director comercial de la bodega, recordó que esta cita se ha convertido en una tradición anual, al presentar el primer vino de la DOP Somontano, muy esperada por los comerciales, ya que «hace tres semanas que se agotó la añada anterior y los establecimientos nos demandan la siguiente»
Por su parte, la gerente, Silvia Arruego, explicó, en el 25 aniversario de la bodega, que «tras el cambio de imagen y estilo en 2013, hoy vendemos casi cinco veces más de este rosado», tanto en España, como en el extranjero, con unas 5000 cajas colocadas, por ejemplo, en Alemania. «Un vino que nos da muchas alegrías».


El rosado con más chispa

Astrain define su rosado como «una fiesta de color, aroma y sabor en una explosión de juventud y fruta». De color rosa fresa y elaborado con las variedades tempranillo y cabernet sauvignon, aparece «en nariz ntenso, aromático, muy frutal, que nos recuerda a aromas de cerezas, violetas, hierbabuena y gominolas. En boca es un vino muy suave, sabroso y elegante con un delicado dulzor que le aporta los azúcares naturales propios del vino, matizado por el carbónico que le da mayor frescura».
Todo ello por unos cinco euros, ideal para acompañar «platos tradicionales como arroces, pastas o fideuá, pizzas, verduras salteadas o el delicioso tomate rosa de Barbastro con ventresca de bonito».

Sorprendente blanco

Respecto al hermano pequeño, que recupera para la casa el Alquézar blanco, Jesús Astrain explica que «recuperamos una tradición en Bodega Pirineos de blancos con un poco de aguja, esta vez con la variedad gewürztraminer que lo lleva a un perfil de una gran finura y elegancia, comparable a la de ciertos espumosos europeos, como los italianos, con un suave dulzor y una fruta deliciosa».
Ofrece un curioso color amarillo muy pálido y brillante, con una entrada en boca «elegante con un suave dulzor y una fresca sensación frutal muy persistente impulsada por una suave burbuja que lo hace muy apetecible». Con una previsión potencial de 13-13,5º de azúcar en la uva, la fermentación se detuvo a 12º, quedando un azúcar residual, bien compensado por la acidez, de forma que el vino pide siempre un siguient sorbo.
Servido muy frío, acompaña perfectamente aperitivos y mariscos, percebes e incluso quesos tipo parmesano o grana padano y pastas o pizzas. Se encuentra, como el rosado, por unos cinco euros.