El año que termina ha sido pródigo en novedades hosteleras, con la apertura ­−y cierre, pero eso no suele ser noticia− de numerosos establecimientos. Además de los tres noticiones del año, la estrella y los premios nacionales de cocina y tapas que han llegado a Aragón.

Así, con apenas cinco años de vida, Cancook Gastro −Juan II de Aragón, 5. Zaragoza. 976 239 516−, logró su primer ‘macaron’ de la guía roja. El proyecto de Ramcés González, en la cocina, y Diego Millán, en la sala, apenas variará en un futuro, por más que haya crecido de forma notable la demanda de mesas. Una cocina sólida, repleta de matices en el tratamiento de las excelentes materias primas, es una de las bases de su éxito, apoyado en la preocupación por maridar lo sólido con bebidas diferentes, sean vinos, espumosos, cervezas, etc. Disponen exclusivamente de dos menús degustación, por 45 y 67 euros, con 9 y 13 pases.

Los hermanos Carcas en el comedor superior de Casa Pedro. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

Por su parte, los hermanos Carcas, Luis Antonio y Javier, propietarios del restaurante Casa Pedro −Cadena, 6. Zaragoza. 976 291 168−, han logrado también despegar su establecimiento, gracias a las tapas y su cocina. Con varios premios de tapas en su haber, este año se alzaron también con el galardón del concurso nacional de Valladolid, gracias a su La mar de pincho, un exquisito golpe de sabor marino. Tapas que se elaboran al momento, cuando se encargan, por lo que la barra de Casa Pedro aparece siempre limpia. Pero además ganaron el Concurso de cocineros de Aragón, una de cuyas propuestas −Trucha arco iris de Pyrinea marinada en jugo de remolacha especiado, crema de queso Radiquero y yogur de espuma de mar, se encuentra en la carta actual−, que sale por un precio medio de 38 euros.

Aperturas

El año ha traído nuevas propuestas a las que se augura recorrido. El brewpub Cierzo aúna en el mismo amplio espacio fábrica de cervezas artesanas, degustación y oferta de desayunos, almuerzos, comidas y cenas, siempre con carácter artesano y cercano. La apertura de La Torre Plaza, enfrente del coso de la Misericordia, ha supuesto la recuperación para la ciudad del cocinero Víctor Marta, así como una amplia oferta de menús y carta, complementada por la coctelería anexa. Más reciente resulta la apertura de Zoca, en la plaza santa Cruz, con otro cocinero que vuelve a Aragón, Manuel Araguás; cocina de proximidad bien elaborada, interesante servicio de sala y las propuestas de la carta, en forma de raciones, servidas en la barra.

Más aperturas interesantes, como el nuevo La Senda Tapas, que se desplazó a la calle Lorente, donde ha ampliado su oferta –no falta el ya clásico Huevo Senda−, con tapas modernas y clásicas. También El Cachirulo crece, al reabrir su restaurante de carta al mediodía en la carretera de Logroño, con la brasa como uno de sus emblemas. Se remodeló La Ternasca, ganando en comodidad para el comensal; amplió El Paladar, con un nuevo comedor en Pilar Lorengar, y La Olivada, manteniendo su especialización en setas y platillos, se fue hasta la calle Rioja. También se ha renovado El Palco de las Esquinas, con Adri García como jefe de cocina, que apuesta este invierno por la desconocida gastronomía nórdica, además de su menú y bocadillos antes de la función.

Y mucho más, la mejor tapa del año pasado vive ahora en el Nola Gras, con cocina inspirada en Nueva Orléans; La Josefina, en la calle Verónica, hace de los arroces y la cocina oriental su mayor atractivo; el Verdechulo mantiene una castiza oferta que se prolonga en sus tapas y terraza en la plaza Forqué; en la calle Heroismo, La Abacería Gastro propone guisos y platos de cuchara, con una enorme variedad de legumbres; Cocina elaborada en el Coco & Bibi, de obediencia aragonesa; tapas y raciones en el enorme 7 Golpes, la última novedad del Tubo…

La Rezeta, espacio para disfrutar con la cocina. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

Escuelas de cocina y tiendas

También han crecido a lo largo de 2018 las escuelas de cocina zaragozanas. A principios de año abría en Miralbueno la escuela La Rezeta, diseñada para cursos, presentaciones, etc. Y tras el verano, se ampliaron las instalaciones de la céntrica La Zarola y se inauguró la Escuela de Sabor, donde Daniel Yranzo imparte clase, además de comercializar productos aragoneses.

Dos cadenas locales, como La Natural y Pastelerías Tolosana, ampliaron espacios. La primera, especializada en productos ecológicos y saludables, en el Actur, mientras que la segunda adquirió la clásica panadería Canfranc para dar salida a sus productos salados y dulces.

Josetxo Souto y José Ramón Aso, cocineros y propietarios del Callizoo. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

Huesca también se mueve

La provincia oscense también mantiene su intensa actividad. La pérdida de su estrella en nada ha modificado la excelente gastronomía de Las Torres en la capital. Pero es fuera donde se ha experimentado las mayores renovaciones. En Aínsa, El Callizo cambió de cara, se ha actualizado y propone unos interesantes menús degustación muy ligados a la cocina de su zona. Por su parte, El Sotón estrenó su denominado Espacio N para seguir siendo, desde Esquedas, una referencia oscense. Y el televisivo Mateo Sierra ha abierto La Goyosa, en el centro de la capital con tapas y platos aptos para celíacos.

La Jacetania ha acertado al crear una oferta conjunta, La olla jacetana, que se sirve en más de cuarenta establecimientos. Se fue Toño Rodríguez, mejor cocinero español en 2018, del Saborea en Biescas, pero pronto será de nuevo noticia, al frente de otro establecimiento; Ivan Vilanova traslada su Carmen a la Lonja de Binéfar; Bodegas Laus ha reabierto su restaurante en las afueras de Barbastro, mientras que los menús de Leyendas del Pirineo, en Fiscal, de la mano de Alberto Abadía, impresionan por su sencillez y desnudo sabor.