Vista general del hotel. FOTO: Cortesía Hotel Lamiana

Vista general del hotel. FOTO: Cortesía Hotel Lamiana

La llegada a Lamiana, por una angosta carretera en la que apenas pueden cruzarse dos vehículos, ya anticipa lo que va a pasar. Son unos largos minutos, iniciáticos y necesarios para preparar la mente ante lo que se avecina, poco aptos para quienes sufren vértigo o gustan de conducir con celeridad.
A más de 1200 metros de altura, el Hotel de Montaña Lamiana está situado en la pequeña localidad del mismo nombre, en el término municipal de Tella–Sin. Precisamente en la Garganta de Escuaín, a la entrada del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, que se puede contemplar desde arriba, mientras se disfruta, por ejemplo, de un rotundo desayuno, dulce o salado, en la terraza de sus instalaciones.

Hace tiempo que la familia Sesé modificó su tradicional modo de vida, orientándose hacia el turismo y la cocina, pero el vínculo con la tierra no se pierde así como así, de forma que trabajan su propia huerta y mantienen corderos y cabritos para atender el restaurante. En breve, además, incorporarán algunas vacas, para que no falte de nada. Allí los padres y dos de las hijas atienden a los visitantes de manera poco convencional.
No se trata de un hotel al uso, ya que dispone de habitaciones en lo que parece una casa familiar y también literas en modo albergue. Y familiar resulta todo allí, como si el viajero se acercara a visitar a unos parientes lejanos, pero muy próximos en el trato y el afecto.

Lo que se nota en la cocina que allí se practica, sincera, humilde, sin pretensiones espúreas, elaborada lentamente con cariño y el saber que dan los años, y siempre a partir de la mejor materia prima, la suya propia. Por degustar ese cabrito guisado merecería la pena subir andado desde el río Cinca. Y si el esfuerzo resulta supino, nunca faltará un lechal a la brasa para reponer fuerzas y continuar subiendo con ánimo hasta Tella.
Pero su filosofía de producto de temporada no implica que no se provean de espectaculares quesos en Broto, seleccionen los más curiosos vinos de la provincia o tenga casi escondida una botella de un buen orujo gallego. Lo escrito, como estar en casa de la familia.

Si se opta por el lugar para descansar unos días, desde el hotel le proponen numerosas actividades relacionadas con la naturaleza, desde el simple senderismo, la observación de aves o visitas culturales –el dolmen de Tella, la cueva del Oso– hasta actividades más movidas, como el parapente o la escalada en hielo.
Y quienes busquen simplemente paz y buena cocina, también la encontrarán sin esfuerzo y sin bajarse del automóvil.

Cabrito guisado del hotel Lamiana. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

La ficha

Ordesa-Tella, s/n. Lamiana | 974 341 066 / 620 536 269 / 689 705 316

reservas
Horario de comidas y bar: de 13.45 a 15.45 y de 20.45 a 23 horas. | Día de cierre, depende. Abren de Semana Santa hasta el Pilar; y todos los fines de semana del año. El resto del tiempo, en función de las reservas. Consultar. | Menú del día: 17,50 euros, sin bebida. | Precio medio a la carta: 28 euros. | Habitación doble: 52 euros. | Admite tarjetas. | Sin problemas de aparcamiento. |