La Tierra noble’ que tantas veces ha sido citada de forma irónica en estas páginas, ha iniciado una campaña de promoción exterior –en el resto del país, pero también aquí– de sus alimentos. Aragón Alimentos nobles es su lema, que puede ser eficaz, especialmente cuando está dotado de un generoso presupuesto, al menos para lo que queda de año.

Resulta evidente, como viene reclamando desde hace tiempo el sector, que estas campañas son absolutamente necesarias, pues el buen paño ya no se vende desde el arca. Y especialmente cuando otras comunidades llevan tiempo promocionando sus productos, lo que logra fijar imágenes en el posible consumidor.

Baste el ejemplo de Tierra de Sabor’ un lema no especialmente imaginativo –serviría para cualquier otro lugar– que a fuerza de años ha logrado identificarse con Castilla y León. De ahí que resulte imprescindible que estas campañas aragonesas mantengan su continuidad e imagen a lo largo de los años, más allá de quién o quiénes estén al frente del Gobierno. Algo que hasta la fecha no ha sucedido en la ‘tierra noble’.

A ello hay que sumar otro importante factor, que tampoco se resuelve en pocos meses, debido a las características de las grandes cadenas de distribución, eso que ahora denominan canal moderno, al parecer en lenguaje latinoamericano.

Tan imprescindible que nuestros productos estén en los lineales de los supermercados de toda España estas semanas, resulta asegurar su presencia en meses venideros, por si el consumidor los reclama.

Y ahí es donde asaltan las dudas. Más allá de las grandes marcas aragonesas, más o menos por todos conocidas, o de los elaborados cárnicos sin identificación local, ¿tenemos empresas de tamaño medio con capacidad para producir y distribuir? Porque quizá ahí radique uno de los problemas de nuestra escasa presencia en los ‘canales modernos’ de la piel de toro.