La localidad presumió de su fruta el pasado domingo

Con los veteranos fruticultores José Andrés Acero y Eusebio Martínez Torres se paseó entre los manzanos de Valtorres. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

Exposiciones, visita al campo, mesa redonda y taller de cocina
entre las actividades de la I Jornada de la fruta

 

Satisfecha se encontraba la alcaldesa de Valtorres, Noelia Sánchez, tras clausurar la I Jornada de la fruta, de la tradición al siglo XXI. También presidenta de la Asociación de Mujeres Valtorresinas, organizadoras del encuentro, destacó el tranquilo desarrollo de los actos, con aforos limitados necesariamente por las normas sanitarias.

De ahí que se primara la calidad de los asistentes sobre el número de los visitantes. Una cincuentena de personas, fundamentalmente de la localidad y la comarca, pudieron disfrutar de unos actos en que «convirtieron a Valtorres durante todo un día en el epicentro frutícola de la comarca, para servir de estímulo tanto a la población, promoviendo una acción intergeneracional que aunó la formación, lo lúdico y la convivencia», en palabras de Noelia Sánchez. De hecho, la asociación ya se plantea una segunda edición, esperando que en mejores condiciones, manteniendo un similar esquema de trabajo.

El pabellón municipal acogió una interesante y amplia colección de aperos y fotografías antiguas, recopilados por los valtorrensinos, que sirvió de marco a la charla de José Luis Frisa Gómez, secretario interventor del ayuntamiento, que repasó la extensa ligazón histórica de la comarca con la fruta, ya desde los romanos y árabes, que se acrecienta gracias a la llegada del ferrocarril.

Especialmente interesante resultaron la ejemplificación de la recogida de la almendra, manual antaño y hoy mecanizada, y una visita por diferentes plantaciones de manzanos. De la mano de dos veteranos fruticultores de la localidad, José Andrés Acero y Eusebio Martínez Torres –ambos ya técnicamente jubilados– se pudieron conocer las diferencias entre la verde doncella, variedad autóctona en regresión, junto a otras más modernas de fuji o golden. Paseando entre los frondosos manzanos –con algún membrillo en los alrededores–se hizo evidente la gran transformación que ha experimentado la fruticultura.

Valtorres Mesa redonda GOC

Mesa redonda sobre la fruta de altura, respetando las medidas de seguridad. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón.

Recuperar variedades y técnica

Lo que se constató en la vespertina mesa redonda sobre la fruta de altura, El orgullo de ser fruticultor artesano, moderada por el periodista especializado en agroalimentación y gastronomía, José Miguel Martínez Urtasun. Allí, Pilar Errea, investigadora del CITA, Unidad de fruticultura, recordó los trabajos que realiza sobre la fruta de altura, con la recuperación de variedades olvidadas al no ser competitivas, que adquieren un nuevo sentido en la actualidad, debido a las nuevas exigencias del uso de la fruta. Remarcó, además, las potencialidades de la fruta transformada, actualmente poco desarrollada, como forma de incrementar su consumo y adaptarse a los nuevos hábitos.

Por su parte, Galo Naila, fruticultor ecológico de Lumpiaque, explicó su proceso de reconversión a la agricultura ecológica hace ya unos años. «Con 300 toneladas que recogía de fruta convencional, no me daba para vivir. Ahora, con mucho menos, me defiendo perfectamente y damos trabajo a cinco personas», afirmó. La venta directa, la colaboración para exportar, la recuperación de variedades, son aspectos que destacó Naila, insistiendo constantemente en la necesidad de profesionalizar las explotaciones para que resulten rentables y atractivas.

En su calidad de consumidora consciente, además de presidenta de Slow Food Zaragoza, Amparo Llamazares, recordó que «cada vez damos más valor a las cosas, su origen, que esté bueno y justo», avanzando que «somos nosotros los que debemos creer y crear nuevas vías, colaborando con productores y restauradores».

Tras un coloquio que se hizo corto, donde aparecieron las figuras de los comercializadores y asentadores, las variedades de fruta que habría que recuperar o los actuales modelos de consumo, llegó el turno de la práctica, con el taller de cocina.

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Lorenzo Escartín preparando sus dos tapas. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón..

Fruta de otra forma

Lorenzo Escartín, cocinero de Casa Escartín, en Calatayud, elaboró delante del público, que lo podría seguir también a través de una pantalla, un par de platos, protagonizados por la presencia de frutas de la zona. Así, deslumbró con un logrado Fardel de morcillo con pan de cristal y reineta de Valtorres y sorprendió con un Trampantojo de ajo con melocotón de Aniñón, de donde procedía precisamente el vino que acompañó la degustación de las tapas: Estecillo tinto, DOP Calatayud.