No, no nos hemos enfermado del coronavirus, ni nada parecido. Simplemente, hemos vagueado ante la falta de esa vida social, que parece regresar ahora.
De hecho la sección impresa viene repleta de informaciones, pero, eso sí, habrá que comprar la revista. Se encuentra en unos lugares llamados kioscos, donde también venden, en papel, esas noticias que leeis en las redes.
Buen nacimiento el de los espárragos verdes de Aniñón, que a las pocas semanas de su puesta en el mercado por primera vez, ya se encuentran en cartas de prestigiosos restaurantes, como el Tatau Bistro, con una estrella Michelín y un sol Repsol. Se integran en el plato Green Course: Espárrago blanco de Navarra, espárrago verde de Aniñón, alcachofas de Benicarló y habitas del Prat.
Siguiendo el hilo, parece que el influjo de los programas del corazón invanden todas las televisiones y programas. En el elcampoesnuestroatv, nos recuerdan, al entrevistar a José Manuel Sebastián, agricultor socio de la Cooperativa del Niño Jesús, de Aniñón, que «Si estáis interesadas, José Manuel está soltero. No desaprovechéis la oportunidad, que menudo partidazo». Menos mal que el joven, además de estar sobradamente preparado. como demuestra al cultivar sus espárragos verdes, tiene la cabecica muy bien amueblada.
El pasado 23 de mayo falleció Alejandro Fernández, creador en 1972 del tinto Pesquera, que tantos buenos momentos nos ha dado. Impulsor de la DOP Ribera del Duero. Desvansará, al fin, en paz, tras los fuertes litigios legales con parte de la familia por el control de las bodegas. Caso similar al de Vega Sicilia, que también partió a hermanos y padres en dos irreconliables bandos. ¿Será la maldición de la Ribera?
Nuevo cierre, todavía más triste, porque quita dulzor a nuestras vidas. La tradicional Pastelería Ortiz, ubicada en plenos porches de Huesca y fundada en 1919 por la misma familia, ha bajado la persiana. Su propietaria, Ana Ortiz, ha explicado en diferentes medios la imposibilidad de mantener el comercio ante la carencia de turistas y la imposibilidad de acceder al comercio online. O alguien toma el testigo de las coronas de san Vicente, creadas aquí, no nos quedaremos sin ellas.
Ejemplo práctico de marketing moderno alimentario, que no es marketing, ni moderno. Se lee en una web:
«Ternerica nace de la fuerte unión entre ganaderos locales y nuestra empresa para potenciar la calidad propia del ganado vacuno en Aragón.
Ternerica es más que una marca, es un distintivo que otorga a las piezas una garantía de calidad. Llevamos a cabo un riguroso canon de selección en nuestras reses siendo certificadas por este distintivo tan solo un 40% de la totalidad de nuestros animales.
Raza, alimentación, procedencia y procesos están revisados minuciosamente, lo que hace de esta marca una carne muy exclusiva y de difícil superación en calidad, textura, sabor y color».
¿Quién certifica? ¿Con qué criterios? ¿Dónde está la garantía? Sin simplemente, bonitas palabras, sin ningún hecho detrás. Pero parece funcionar.
Quizá uno se esté haciendo mayor –de hecho, lo está–, pero sigue creyendo que la indumentaria debe estar acorde con la ocasión. En la presentación del curso de sumilleres, se alternaban corbatas con maripis, o como se llamen ahora las zapatillas deportivas. No parece muy acorde con la solemne, en muchas ocasiones, función del sumiller.
Coincidiendo con el 23 de abril, la difundida web Directo al paladar ofreció una selección de fórmulas denominada Las 12 mejores recetas de la cocina aragonesa. Y resulta curioso cómo nos ven: Fritada aragonesa, Cardo en salsa de almendras, Pollo en pepitoria, Ternasco asado –¿jarretes?–, Migas de pastor, Arroz con borraja y almejas, Pan de cañada o pan plano con aceite, Españoletas –¿cocina aragonesa?, Pastel ruso, Tortas de alma, Trenza de Almudévar y Melocotón con vino. Que cada cual saque sus conclusiones.
