Magistral cocina de mínimos y producto

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Con la cocina a la vista, Gente Rara se encuentra en un antiguo garaje. FOTO: Gabi Orte Chilindrón

 

No suelen abrir esta sección restaurantes con apenas meses de vida. Pero ante la norma, las excepciones. Cristian Palacio y Sofía Sanz, los responsables y propietarios de Gente Rara c80uentan con un largo bagaje profesional que garantiza la solidez de su proyecto gastronómico desde su primer servicio.

Formados inicialmente en Zaragoza, pronto la abandonaron por otros fogones. Tras varios años al frente de Barahona, en Yecla, con un sol Repsol, han decidido –afortunadamente para los aficionados– volver a su ciudad, donde darán mucho que hablar.

Menos es más, podría ser el lema de la casa. Su cocina tiende al minimalismo, a desprenderse de elementos superfluos, a la vez que esconde el profundo trabajo –intelectual y culinario– que se esconde detrás de cada plato. Todo ello a partir de alimentos de proximidad, singulares en la medida de lo posible, con enorme respeto hacia sus productores y su sabor. Lo que no quita las referencias al Mediterráneo, tan cercano.

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Cristian Palacio y Sofía Sanz regentan el restaurante. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

Con un comienzo común, la casa ofrece tres menús degustación, Inusitado, 35 euros; Excéntrico, 45 euros; y el más completo, Estrambótico, por 75 euros; estos dos últimos con opción de maridaje, absolutamente recomendable, mientras que en los dos primeros puede incluirse la tabla de quesos, ya una de sus señas de identidad.

Varios de sus platos resultan inolvidables. Como la Minestrone, apenas unas cucharadas de sopa vegetal de intenso sabor; el Mic-cuit, un hígado de rape elaborado al modo de un foie; la Ventresca, sorprendentes huevas de mújol semicuradas, inolvidable; la sorprendente Piel, unos salmonetes perfectos, elaborados con una sorprendente técnica; o el Cerebro, exquisito seso de cordero, casi laqueado.

Pero también todos los juegos con la miel, muy presente en el menú, el punto del pichón, la textura del tendón, los sabores de los encurtidos, la croqueta de oveja, la corteza de tupinambo…
Platos repletos de sabor, diseñados para ser paladeados en breves bocados, una experiencia inusual en Zaragoza, que ningún aficionado debe perderse.

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La degustación recorre varios espacios del restaurante. FOTO: Gabi Orte Chilindrón

Experiencias

Disfrutar de Gente Rara es una experiencia inolvidable. Especialmente si se llega sin prejuicios ni datos previos, lo que no será su caso, dilecto lector.

Los comensales recién llegados son atendidos en el mostrador de la entrada por la bartender Jessica Rodrigo, donde les sirven un primer aperitivo –foie y remolacha– mientras disfrutan del paisaje interior que se abre ante su mirada. De ahí, un camarero les acerca a los sofás, donde tiene lugar el segundo acto, el aperitivo, una serie de bocados –¡qué croqueta!, ¡qué corteza!– que anticipan el camino gastronómico por recorrer. Luego, un cocinero te lleva al huerto, donde ante los clientes elabora una divertida tapa con el maíz y los vegetales como protagonistas.

Es entonces cuando se separan los tres menús de la casa y donde se abre la posibilidad de comer de forma convencional, en torno a una mesa, o disfrutar al lado de la barra anexa a la cocina, viendo trajinar al silencioso y eficaz equipo de cocineros. Que también sirven algunos platos, dispuestos siempre a establecer diálogo acerca de los mismos. Con apenas unos meses de vida, Gente Rara puede presumir de contar con uno de los más eficaces equipos profesionales de la ciudad, tanto en sala, como en cocina.

Conocen los platos, explican los porqués, sugieren al cliente y lo seducen para que se sumerja en la experiencia gastronómica, que va mucho más allá del paladar. Si hasta la música aparece adecuada.
El sumiller, Félix Artigas, aconseja un único vino o propone maridajes –lo más conveniente para los dos menús largos– para disfrutar del menú. La bodega, que se aprecia desde el comedor dispone de unas ochenta referencias, entre las que no faltan ni vino del sur, ni extranjeros.

Hasta el café es diferente. Procedente de Colombia y procesado aquí sorprende por su sabor, además del proceso de elaboración, siempre a la vista del cliente.

Ciertamente, en Gente Rara uno se olvida del mundo, piensa que se encuentra lejos, muy lejos. Pero no, estamos en Zaragoza, en la olvidada margen izquierda del Ebro.

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Minestrone meloso con huevo de perdiz y tomillo limón. FOTO: Gabi Orte Chilindrón

La ficha

Gente Rara. Santiago Lapuente, 10. ZARAGOZA | 623 002 084 |Horario: de lunes a viernes, desde las 13 horas; sábados y domingos, desde las 12 horas | Cierra los martes | Imprescindible reservar. | Admite tarjetas. | Menú Inusitado; 35 euros. | Menú Excéntrico: 45 euros y posibilidad de maridaje. | Menú Estrambótico, por 75 euros, y posibilidad de maridaje. | Buen acceso discapacitados. | Aparcamiento público cercano, plaza del Pilar.
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