Es abogado, dice, por devoción. Abogado experto en Derecho Foral Aragonés… Aunque todos le conocemos como político, como Consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón desde 2015 y como presidente de Chunta hasta 2020. Aunque su formación quizá tenga que ver con la defensa acérrima de los derechos y la identidad de Aragón. Quienes le conocen aseguran que tiene otra bandera: la del diálogo.
Si su anterior cargo, como responsable de Turismo, le obligaba a beber vino, ahora, al cargo de Transportes, su tasa debe ser 0 al viajar.

«COMO EL VINO, SI EXCEDES TU CICLO, TE CONVIERTES EN VINAGRE»

VIN Soro Amblas GOC

Soro eligió el bar Amblas, en las Delicias, para la fotografía. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

¿Cuál es su primer recuerdo relacionado con el vino?
Cuando era pequeño, mi padre iba a Paniza a comprar vino a granel. Recuerdo cómo me impactaba ese olor tan fuerte que desprendía cuando lo pasaba de una garrafa grande a las botellas de diario. Entonces no podía entender que bebiese aquello. Años después, lo comprendí perfectamente.

¿Y su primer contacto profesional con el vino?
Cuando fui consejero de Turismo del Gobierno de Aragón, entre 2015 y 2019, trabajamos de la mano de las cuatro rutas del vino en un producto turístico tan apasionante como es el enoturismo. Descubrí el inmenso potencial que tenemos en Aragón.

Usted, ¿qué quería ser de mayor?
De niño, ya decía que quería ser abogado, pero no tengo ni idea de por qué. De hecho, cuando llegó el momento decidí estudiar Derecho, pero más por las salidas profesionales que por vocación. Me planteé muy seriamente estudiar Historia o Filología, que me gustaban mucho más. No me arrepiento de la decisión que tomé. La abogacía es un trabajo muy enriquecedor, te permite ser útil para los demás.

¿Cómo le explicaría qué es la felicidad a un niño de siete años?
Creo que la felicidad tiene mucho que ver con ser buena persona. No es fácil medir la felicidad, pero la unidad de medida más fiable es el amor que das y el que recibes.

¿Qué parte de responsabilidad tiene el vino en su felicidad actual?
El vino no me da la felicidad, sería una exageración decirlo. Pero sí que es cierto que está presente en muchos de los momentos en los que soy feliz.

Lo de hablar de las emociones del vino ¿es solo imagen?
No, el vino es emociones. Es una experiencia sensorial plena, es sabor, aroma, color, textura, matices, que te generan una vivencia muy intensa. Hay pocos productos que te hagan vivir tantas sensaciones como el vino.

Dicen que todos los españoles llevan dentro un presidente del gobierno y un seleccionador de fútbol. ¿También llevamos ahora un sumiller?
La política, el fútbol y el vino tienen algo en común: poca gente entiende, pero mucha opina. Aunque, a diferencia de lo que ocurre con la política actual y con el fútbol –al menos para los zaragocistas en los últimos años–, con el vino sí que puedes disfrutar mucho. Y para eso no hace falta ser un experto, basta con dejarse llevar.

¿Los políticos son como los buenos vinos, ganan con los años?
En política, sobre todo si tienes responsabilidades de gestión, es necesario tener experiencia y, además, la humildad de saber que siempre tienes que seguir aprendiendo. Como pasa con los vinos, los políticos tenemos un ciclo, y, si lo excedes, corres el riesgo de convertirte en vinagre.

¿Qué le quita el sueño?
Suelo dormir de tirón, porque intento hacer las cosas bien y acostarme sin remordimientos. Del trabajo, a estas alturas, no me quita el sueño casi nada. Solo me afectan las cosas malas que les pasan a las personas que quiero.

¿A quién invitaría a un vino? Personaje histórico, público o alguien de su entorno.
Me encantaría echar unos buenos vinos, acompañados de longaniza de su pueblo, con Joaquín Costa. Sería muy interesante escucharle analizando la situación política y social que vivimos hoy. Seguro que sacaríamos muchas enseñanzas. Y seguro que, como ya le pasó en vida, le haríamos muy poco caso.

¿Y quién cree que no merece ni olerlo?
Me vienen a la cabeza algunos nombres…, pero sería un castigo demasiado severo. Aunque es verdad que con algunos no me tomaría un vino jamás.

¿A quién le debe un vino? (cita pendiente)
A lo largo de estos largos meses de pandemia todos nos hemos perdido citas, celebraciones, momentos de compartir. Nos debemos muchos vinos. Espero poder tomarlos pronto con los compañeros y compañeras del trabajo. Las videoconferencias son muy prácticas, pero echo mucho de menos el roce y el contacto personal.

¿Qué tres elementos no pueden faltar en una perfecta noche?
La mejor noche de la semana para mí es la del viernes. Después de una semana de trabajo y de vernos muy poco, mi mujer y yo nos preparamos cena para los dos en casa, nos abrimos una botella de vino y cenamos juntos en la cocina. Esa es para mí la noche perfecta.

¿Qué ha hecho últimamente para hacer feliz a alguien?
No se me ocurre nada especialmente relevante. En estos últimos meses, hemos aprendido a disfrutar más de lo mejor que tenemos: lo cotidiano.

¿Cómo se ve dentro de diez años?
Cuando pienso en el futuro, pienso más en el de mis hijos que en el mío. Yo me veo a punto de jubilarme, espero. Tendré 65 años. Me quedarán por delante unos años muy buenos para hacer los viajes y leer los libros que tendré pendientes, que serán muchos. Espero ser un buen jubilado, de los que aprovechan el tiempo y exprimen cada momento.

¿Cómo le puedo sacar de sus casillas?
Algo que me irrita profundamente es la impuntualidad. No puedo remediarlo. En todo lo demás creo que soy bastante tolerante y comprensivo.

¿Alguna lectura que recomendar sobre el vino?
Sobre el vino no, pero sí sobre una prima hermana del vino: la coctelería, una de mis grandes aficiones. Hay muchos libros de coctelería, pero para mí es imprescindible, para comprender su origen y evolución, el primer libro de recetas de cócteles, publicado en 1862, How to Mix Drinks, or the Bon Vivant’s Companion, de Jerry Thomas.