Vino para beber y llevar

BUS Amontillado GOC ellos

La cata a ciegas es un juego que Rubén Martín y Natalia Martínez proponen a sus clientes. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

El mero nombre de este establecimiento, ya resulta sugerente. Amontillado, un curioso vino del Sur, poco habitual por aquí, que explicita que la casa quiere salirse de los caminos trillados. De hecho, aquí tanto se sirve vino, como se vende. Y muchas de las curiosidades que Rubén Martín y Natalia Martínez dan a probar, acaban en los domicilios de sus clientes.

No es ajeno a ello su divertida propuesta de cata a ciegas. Presentan cinco botellas tapadas, de las que únicamente se sabe el precio; preguntan si blanco o tinto… y a degustar y comentar sensaciones. Un juego para descubrir vinos de una forma muy amena, haciendo trabajar a otros sentidos antes que la vista hacia la etiqueta. Y cuando la ocasión lo permita, comenzarán a realizar catas.

Amontillado dispone de una cincuentena de vinos por copas, que renueva aproximadamente cada dos meses, si bien mantiene algunos clásicos –apenas llevan cinco meses abiertos– de la casa, como el verdejo Cucú o los de los aragoneses Master of wine Norrelson y Mora.

No son muchos los aragoneses en la selección, pero sí diferentes, como el 12 Lunas, de Bodegas El Grillo y la Luna, o el espumoso Manelmia 2018, procedente de Barbenuta. Entienden que los aficionados ya disponen de otros establecimientos para degustarlos y optan, además de por la variedad de los vinos andaluces, por bodegas pequeñas y denominaciones menos conocidas. Así, su oferta de vinos alcanza ya las 150 referencias.

Lo que no obsta para que Amontillado vaya más allá, pues dispone de una atractiva cocina, que trasciende el hecho de acompañar a los vinos. Es decir, se puede venir, tanto a beber, como a comer.
Y de dos maneras, en forma de picoteo o a través de sus platos, que buscan la singularidad. También aquí la carta irá variando, aunque es de esperar que algunas de sus especialidades se consoliden y se queden. Como la curiosa Anchoa con mantequilla de cítricos, sus diferentes croquetas, sutiles de sabor –huevos fritos con longaniza de Graus; trucha con jamón de Teruel– o las Papas flor y salsas, muy logradas. También ofrecen diferentes tablas, siempre buscando la cercanía y los pequeños productores, así la de Presa curada de latón de La Fueva, la de quesos aragoneses o patés del Pirineo.

Más formales resultan la Lasaña koreana de pollo maridado, las Albóndigas de toro y parmentier o la Hamburguesa de txuleta de vacuno, de la que afortunadamente preguntan por el punto deseado de la carne. Escasa la oferta de pescado, de momento limitada a la Roca de bacalao con tártara y salsa Merry. No falta tampoco el apartado dulce, con propuestas como la Tarta casera de yogur de oveja con helado.
Un espacio singular, bien atendido, tranquilo –la terraza da a un parquecillo cerca de Aragonia–, variado, que encandilará a los aficionados al vino, sea de donde sea.

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Las papas con sus salsas. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

La ficha

Amontillado | Hermanos García Mercadal, 5. Zaragoza| 976 876 793 | Horario: de 10 a 16 horas y de 18 a cierre. | Cierra domingo noche y lunes. | Precio medio a la carta: 30 euros. | Servicio de venta de vino | Admite tarjetas. | Buen acceso minusválidos. | Aparcamiento público cercano, Aragonia.
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