Las bodegas Frontonio y San Alejandro se alían para crear vinos inusuales

viñedo Cuevas de AROM GOC

Fernando Mora y Yolanda Díaz, ante un viñedo de garnachas viejas de los auténticos. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

Aunque el proyecto comenzó en 2016, no es hasta que se alían Bodegas Frontonio y San Alejandro, en la DOP Calatayud, cuando Cuevas de Arom logra todo su sentido. Fernando Mora y Mario López, los socios de Frontonio, encontraron gracias al decidido apoyo de la gerente de la cooperativa de Miedes, Yolanda Díaz, lo que buscaban. «Los mejores viñedos viejos de garnacha en altura», como explica Fernando Mora, que incansablemente busca esos viñedos de más de 35 años –de verdad–, en vaso, generalmente en intrincadas y pequeñas parcelas, que se encuentran en peligro de extinción debido a su baja producción.

«Un vino de viñas viejas no se puede producir por tres euros», afirma tajante Mora. La vendimia manual, las faltas –muchas cepas han desaparecido ya del viñedo–, la baja producción y otros factores impiden que se destinen a vinos convencionales. Lo que, por otra parte, sería una lástima pues, como han demostrado en esta colaboración con san Alejandro, la gama Cuevas de Arom es singular.

Elaborados en una microbodega, dentro de las modernas instalaciones de San Alejandro, cada uno de los cuatro vinos se elabora según pide la uva, aunque generalmente con muy poca madera. Altas Parcelas, sería el vino base, con unas 20 000 botellas en esta cosecha 2020. La gama la completan As Ladieras y Os Cantals, con uvas de una única parcela cada uno,al modo de las ‘crus’ franceses, hasta llegar a la joya de la casa, Tuca Negra, de la que se podrán disfrutar de apenas 300 botellas.

Unos vinos magníficos, singulares y diferentes, que muestran otra forma de entender la garnacha bilbilitana de altura. Donde el color importa menos que la frescura y el sabor, diseñados para ser disfrutados en torno a una mesa. Capaces de colocar a nuestra comunidad en el mapa mundial de los grandes vinos.