Estas páginas y, por tanto, la columna, se van dos meses de vacaciones. Que es el momento idóneo para descubrir nuevas sensaciones gastronómicas. Para lo cual no es necesario, ni siquiera imprescindible, viajar a lejanos y exóticos lugares.

Basta con cambiar de hábitos. Si, por ejemplo, usted permanece en Zaragoza, puede aprovechar este tiempo de ocio para patearse otros barrios y descubrir, por ejemplo, que el bar que ofrece el mayor número de vinos aragoneses –pasados los 300– está en Torrero, o que una de las mejores salmueras de la ciudad se encuentra en el barrio Jesús. Basta documentarse un poco, o dejarse llevar al azar, para disfrutar de una ciudad que va mucho más allá del paseo Independencia, gastronómicamente escribiendo. Y lo mismo sirve para quienes viven en otras ciudades.

Si se sale fuera, lo astuto es comer local y de temporada. Pescado en la costa, brasas y asados en el interior, lo que toque, lo que se lleve allí donde esté. Le resultará más económico y descubrirá nuevas sensaciones. No sea tímido y pregunte a los lugareños qué y dónde comen ellos. Nada más triste que hacerse mil kilómetros, para llegar a Cádiz o Pontevedra y pedirse una pizza o una hamburguesa, que es exactamente igual a la que tiene al lado de casa; para eso sirven las franquicias.

Y si le gusta lo que come, compre. La mejor forma de prolongar el placer del viaje es volverse con esas botellas del vino que has descubierto allá, o unos quesos, embutidos y dulces. Al degustarlo evocará esos momentos de ocio.

Cuando dicen que muchos viajan por la gastronomía, no piensen solo en esos onerosos restaurantes repletos de estrellas y extranjeros pudientes. Es la cocina cotidiana, la tienda de productos cercanos, la tasca local con sus costumbres, quien nos hace sentir que estamos fuera, en otra situación, enmarcados en una cultura diferente. Que, en la medida de lo posible, deberíamos respetar.

Haga lo que quiera, pero incluso en el turismo de sol y playa se pueden encontrar sorpresas, más allá de lo convencional. Busque lo otro, lo no cotidiano, y disfrútelo. Usted mismo.