La cooperativa celebra su aniversario ampliando su viñedo ecológico

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Los enólogos de la bodega, Juan Vicente Alcañiz y Jorge Temprado, en una de sus viñas. fOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

Bodegas San Alejandro celebra su sesenta aniversario como cooperativa. Seis décadas en las que el mundo del vino aragonés, y también español, ha cambiado de forma radical. Y esta cooperativa, ubicada en Miedes y en la DOP Calatayud, es un buen ejemplo de ello.

Son 185 familias las que la integran, que laborean un tercio de la superficie de viñedo de la denominación, ubicado a gran altura, casi al límite. Y, en general, comparten la vid con otros cultivos como almendro, olivo, cereza o cereal, lo que les permite mimar sus parcelas, con una superficie media de apenas 0,8 hectáreas.

Esta dispersión, que podría ser un grave problema, pues además se extienden a lo largo de tres zonas geográficas se han convertido en una virtud para la elaboración de vino, como explica uno de sus enólogos, Juan Vicente Alcañiz, que comparte labor con Jorge Temprado. «Elaboramos y vinificamos por parcelas, según nuestro criterio técnico, por lo que en una campaña podemos tener hasta 400 vinos diferentes». Este año la vendimia se ha adelantado notablemente, pues comenzó el pasado lunes con la variedad macabeo y se espera un buen año en calidad, por más que el trabajo resultará más complicado debido al pequeño tamaño de las bayas de uva, con más porcentaje de piel en el mosto.

La estructura de la bodega se ha ido adaptando a lo largo del tiempo. Mantienen, y utilizan, los clásicos depósitos de cemento posi, pero también disponen de acero inoxidable, fudres y huevos de arcilla. Los que les permite elaborar vino de muy diferentes formas y participar en proyectos singulares como Cuevas de Arom, en colaboración con Bodegas Frontonio.

La bodega eligió ya hace tiempo a Baltasar Gracián como marca emblema. De hecho, las obras del jesuita aragonés, que nació muy cerca de estos viñedos, sirven para diferenciar sus gamas de vino. El político, El héroe, Arte de prudencia o Arte de ingenio sirven para distinguir algunas de sus elaboraciones, que tienen como destino la exportación, a la que dedican el 85% de su producción.

No obstante, como reconoce su gerente Yolanda Díaz, no se olvidan de su tierra, ni de atender a las nuevas tendencias, pues ya han reconvertido en ecológico casi 400 hectáreas, lo que convierte a San Alejandro en la bodega con más viñedo ecológico de Aragón.

El enoturismo es otra de sus fuertes apuestas por el territorio. Además de restaurante propio, bajo reserva, San Alejandro ha generado un peculiar espacio, el Teatro de la Naturaleza y los Sentidos, que explicita la elaboración del vino vinculándola con el teatro –ambos comparten dios, Baco–, además de ofrecer a los visitantes, en Enólogo por día, elaborar su propio vino a partir de varios.