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El origen de la Oktoberfest se remonta al año 1810, con motivo de unos principescos esponsales.

Para éste que les escribe, como zaragozano, tiene una especial significación el mes de Octubre. Creo que no habrá nadie que no llegue a la conclusión de que sea debido a la celebración de las fiestas patronales. Así es, pero también hay otro gran acontecimiento que se celebra en este Vendémiaire revolucionario francés, la Oktoberfest.

El origen remoto de esta conocida fiesta, nos sitúa en los esponsales entre el príncipe Luis de Baviera y la princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen que, casualidades de la vida, se celebra el 12 de octubre de 1810. Les suena el día, ¿no? Para la celebración de tan regio acontecimiento, se invita en una gran fiesta extramuros a todos los ciudadanos de Munich, prolongándose durante cinco días.
Aquella fiesta poco se parece a la que se disfruta actualmente, pero marca el inicio de algo que ha permanecido hasta nuestros días y que sólo se ha cancelado por circunstancias tan incontestables como guerras, epidemias o causas económicas. Feria agrícola, carreras de caballos eran las principales actividades de aquella lejana Oktoberfest.

La ubicación de la Oktoberfest se sitúa en la llamada Pradera de Teresa –Theresenwiese o, coloquialmente, wiesn–, lugar original en donde se celebró la boda real y la fiesta posterior, cuyo nombre honra a la que posteriormente sería reina consorte de Baviera.
Pero vayamos a lo que nos encontraremos actualmente si a alguno de ustedes se les despierta la curiosidad de acudir a Munich por esas fechas. Es a partir de 1950 cuando se realiza lo que ahora es la ceremonia tradicional de apertura del festival. El alcalde junto a la persona que representa al Niño de Munich –Münchner Kindl–, figura que aparece en el escudo de la ciudad, abren el desfile. Le siguen carros engalanados y cargados de barriles de cerveza, carruajes de los cerveceros del prado –Weisnwirte– y las bandas de música que amenizarán en las carpas. El uso del traje original bávaro, el Dirndl femenino y el Lederhosen masculino, acentúa aún más una puesta en escena digna de admiración.

Es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde… Discúlpenme, me he liado. Lo que quería decir es que es el alcalde de Munich el que el primer sábado posterior al 15 de septiembre, abre el primer barril de cerveza de los muchos que seguirán. Acompaña la apertura, desde la carpa Schottenhamel, con la alocución en dialecto bávaro O’zapft is –«está abierto»–. Y se disparan doce salvas de cañón, lo que indica a los cerveceros que ya pueden empezar a servir. Dependiendo del calendario anual, el festival se prolonga durante 16, 17 o 18 días procurando que su duración abarque hasta el 3 de octubre, día en el que se conmemora la reunificación alemana de 1990.

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Cervezas muniquesas

Visto lo anterior, dispongámonos a disfrutar de nuestra querida cerveza. Habrá que señalar que el reglamento del Oktoberfest ordena que durante la fiesta sólo está permitido servir cervezas producidas en las cervecerías muniquesas. Y estas son las siguientes:

  • Augustiner-Bräu
  • Hacker-Pschorr-Bräu
  • Löwenbräu
  • Paulaner Bräu
  • Spaten Bräu
  • Staatliches Hofbräu München

Todas ellas estrictas seguidoras del Reinheitsgebot, el famoso Edicto de Pureza de 23 de abril de 1516, que ya conocemos. Como verán es otro día muy familiar para nosotros los aragoneses.

La cerveza que se sirve durante la feria en las catorce carpas grandes y las 21 pequeñas, es de estilo Märzen, cerveza de marzo. Se elaboraba en dicho mes y era acondicionada en cuevas a baja temperatura, durante el verano, para su consumo posterior. Los cerveceros suelen también denominar a esta cerveza Oktoberfestbier. Es una Amber Lager con predominio de las maltas, sabor limpio, de cuerpo medio, suave y cremosa. Los lúpulos, alemanes, apenas tienen presencia pero equilibran el dulzor del cereal. El volumen alcohólico de este estilo se encuentra entre el 5,8 y el 6,3%. Final seco que te invita a otra más para seguir encontrando nuevos matices. A veces sirve como una excusa perfecta. A partir de 1990, se añadió la Festbier, una Pale Lager limpia, clara y brillante, también maltosa pero con un cierto carácter a lúpulo. El volumen alcohólico sería similar al anterior. Una versión ligera y «más consumible» según el criterio del Maestro Cervecero de Paulaner, su creador.

Piensen por un momento en la posibilidad de disfrutar de esta fiesta en Munich y acabada esta, seguir de empalmada con las Fiestas del Pilar. ¿Cómo se les queda el cuerpo? En mi caso, para un balneario.