BUS La Era de los Nogales Toño

Toño Rodríguez ultimando un plato a la vista del cliente. Foto: Gabi Orte Chilindrón.

Aparentemente, el dinámico cocinero Toño Rodríguez parece haberse calmado. Pero nada más lejos de la realidad, pues su actividad no cesa, aunque su visibilidad pública sea, quizá, menor. Ya no participa en cuanto concurso haya –sin perder esa sana competitividad–, ni atiende restaurantes para otros. Se ha centrado en lo que aparece como su proyecto vital, ya en solitario con su renovado equipo, La Era de los Nogales.
Un coqueto restaurante, con vistas al Pirineo, donde también se celebran eventos, pero al que se va por sus menús y, cuando la hay, la carta. De momento, en la temporada que comienza, se ofrecen solamente los dos menús, el degustación –que justifica el desplazamiento– y el Saborea, diseñado para las gentes de la zona.
Toño ha querido integrar la sala y la cocina, explicitando su necesaria alianza. Así, se prepara el cóctel de bienvenida a la vista del cliente, los cocineros salen a la sala con sus platos, estableciendo un interesante diálogo, donde el placer gastronómico es lo importante.
El actual menú, Un paseo por Aragón, comienza, tras el preceptivo cóctel, con unas tapitas centradas en las tres provincias, trucha del Cinca, arroz de las Cinco Villas y cerdo de Teruel, presentados de forma original.

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Muy curioso el Croissant de Trenasco de Aragón. Gabi Orte Chilindrón,

A partir de ahí, y hasta completar los catorce pases, una sucesión de propuestas, que se mantendrán, con alguna modificación –no puede estarse quieto Toño– hasta mediados de diciembre.
A pesar de su aspecto, el Ajoblanco con almendras del Sobrarbe y anguilas resulta espectacular, como los Callos de bacalao con purrusalda y zamburiña, para comérselos a pozales. Interesante el esturión, que llega en dos versiones, y muy divertido el Croissant de Ternasco de Aragón, que recuerda el cariño del cocinero por los trampantojos. Muy bien cuidado el apartado dulce, diferente y divertido.
Todo ello con una bodega en proceso de elaboración, que nos dará grandes satisfacciones.
Aunque todavía no lo sepan muchos, ya es esa referencia imprescindible entre la montaña –la nieve en temporada– y el resto del mundo ¿O no?

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Vista general del establecimiento. Foto: Gabi Orte Chilindrón.

Toda una fiesta

Aunque prácticamente al pie de la autovía, muy cerca de Sabiñánigo, La Era de los Nogales se encuentra en la pequeña localidad de Sardas. Una tendencia muy francesa, la de ubicarse en diminutas y escondidas localidades, que parece extenderse por nuestro país. De hecho, cuando celebran banquetes con su mayor aforo, multiplican por más de diez la población que vive allí. Sin problemas de convivencia, ya que sus instalaciones se ubican a la entrada del pueblo, en pleno Pirineo y disponen de un enorme y acondicionado aparcamiento.
Su espacio acristalado y climatizado es también donde se disfruta de los menús y la carta, complementado por un cuidado jardín para tomar el aperitivo o el café y lo que se tercie después.
Su veterano y prestigioso servicio de caterin, que se suele desplazar por todo el Pirineo, es ya un clásico en la provincia. Pues han logrado compatibilizar la sabiduría y oficio para atender las mesas individualizadas, que buscan disfrutar de la gastronomía, con su capacidad para atender a grupos. De forma que cada una refuerza a la otra.

La ficha

La Era de los Nogales. Baja, 2. Sardas| 693 019 479s | Horario: Comidas,de 13.30 a 15.50 horas. | Cierra martes y miércoles. | Menú degustación: 54,50 euros. | Menú Saborea: 33 euros. | Recomedable reservar. | Admite tarjetas. | Aparcamiento propio.

Reservas