Rafa Abadía, en su restaurante. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

Vaya por delante, para que nadie se llame a engaño , que el firmante es amigo personal de la familia Abadía desde antes de la apertura del restaurante. Lo que no quita, oficio hay, para que los comentarios sean objetivos. Considerando, además, que Las Torres ha apostado por un camino que se sale de las modas y las normas que impone este actual mundo de fugaces imágenes en internet.
Sentado lo anterior, cada vez que uno abre el enorme portón, símbolo de la casa, reconforta reencontrarse con un espacio familiar. Abigarrado para algunos, pero repleto de evocaciones para otros. Julio Alejandro, Bettonica, el propio Fernando Abadía, envuelven al comensal, como las comidas compartidas o esos libros hojeados esperando al resto de la mesa.

Hace ya tiempo que Las Torres dejó de titular ampulosamente los platos, para limitarse a una mera descripción, que explicita la importancia del producto. Rafael Abadía –Rafa para todos– cree firmemente en la despensa oscense y la utiliza cada vez más para sorprender a sus clientes o, quizá, provocar la evocación de sabores casi desaparecidos de las mesas púbicas. Lo que no significa que no se puedan degustar aquí los más selectos frutos del mar, antes bien.

La sala mantiene su decoración tradicional. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón
Los enunciados de algunos de sus platos actuales demuestran lo aseverado: Cabellos de pepino-pimientas-jengibre-helado de yogur; Anchoas frescas-tomate seco-vainas redondas; Esturión de El Cinca-gominolas-borraja de la huerta-lechecillas de corderito; o Fresas caramelizadas-tejas de caramelo-frambuesas-Modena-cítricos-helado de queso de cabra.

Elaboraciones sencillas que priman el producto y juegan, precisamente, a las combinaciones entre ellos. Diríase que, antes de platos de cocinero –que lo son– nos encontramos ante propuestas de un avezado degustador. Y las sopresas palatales, que las hay, pertenecen generalmente a la memoria cultural del comensal; algo que se agradece hoy en día.

Respecto a lo líquido, Rafa posee un amplio conocimiento de los vinos altoaragoneses, ¡faltaría más!, pero también le gusta estar al tanto de las novedades nacionales y mundiales, que suele ofrecer, en buenas combinaciones, a quien se deja aconsejar. Tampoco escasean los licores y aguardientes para las sobremesas, por más que ya no se estilen tanto.
Cabría afirmar, pues, que Las Torres ya es un clásico, con lo que el resto de consideraciones sobran. Consulte el diccionario antes de ir a disfrutar.

Sesos de ternasco, uno de sus platos estrella. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

La ficha

María Auxiliadora, 3. Huesca| 974 228 213

reservas

Horario: de 13 a 15.30 y de 21 a 22.30 horas | Día de cierre: varía, preguntar. | Admite tarjetas, salvo Dinners. | Admite reservas. | Menú del día: 40 euros, bebida incluida. | Menú degustación: 75 euros, bebida incluida. | Precio medio carta: sobre 60 euros. | Dispone de reservados, desde veinte y hasta 70 personas. | Buen acceso discapacitados.