El barrio Jesús acoge un restaurante que dará mucho de qué hablar

FOTO 1 Gente Rara GOC

Sofía Sanz se encarga personalmente de elegir de la tabla de quesos, asesorando al cliente. FOTO: Gabi Orte Chilindrón.

 

Abrieron sus puertas el pasado mes de octubre y ya están completos hasta finales de marzo, más si se trata del fin de semana. Cristian Palacio y Sofía Sanz han transformado un antiguo taller mecánico en uno de los restaurantes más interesantes de Zaragoza, Gente Rara. Dará mucho de qué hablar y escribir.

Tras una larga experiencia de más de dos décadas en diferentes cocinas españolas, incluida la propia en Yecla, en el Barahonda, donde lograron un sol Repsol, la pareja ha vuelto a la ciudad donde se formó. Y lo hace en un entorno singular, un amplio local, de techos altos, decorado por ellos mismos, con la cocina a la vista, justo al lado de una barra donde se puede comer, además de en las mesas más convencionales.

Nada es casual aquí. El ambiente propicia una relación directa con cocineros y camareros, que se alternan para servir los diferentes platos, siempre ofreciendo las pertinentes explicaciones, pues todos ofrecen una historia detrás. De aquí o de allá, pues el Mediterráneo y Murcia siguen presentes en su cocina. Y si la pandemia les afecta respecto al horario, no lo hace con el aforo, ya que apenas dan servicio a una treintena de personas a la vez.

De lo contrario no podrían desplegar esa magia en la sala y los platos. Varios aperitivos, comunes a los tres menús, reciben al comensal, primero en la barra, luego en los sofás y finalmente en un pequeño huerto. De ahí se continúa a través de tres itinerarios, sus tres menús: Inusitado, 35 euros; Excéntrico, 45 euros; y el más completo, Estrambótico, por 75 euros; estos últimos con opción de maridaje, absolutamente recomendable.

FOTO 2 Gente Rara GOC

Los segundos aperitivos se sirven en los sofás. FOTO: Gabi Orte Chilindrón

Cristian posee una impecable técnica, que pone al servicio del producto, de forma que apenas se note, pero realce sabores y contrastes. Varios de sus platos resultan inolvidables. Como la Minestrone, el Mic-cuit –un hígado de rape elaborado al modo de un foie–, la Ventresca, unas sorprendentes huevas de mújol semicuradas, la sorprendente Piel, unos salmonetes perfectos, o el Cerebro, exquisito y perfecto seso de cordero, casi laqueado.

Pero también la amplia tabla de quesos –opcional en los dos primeros menús–, todos los juegos con la miel, el punto del pichón, la textura del tendón, los sabores de los encurtidos, la croqueta de oveja…

Platos repletos de sabor, diseñados para ser paladeados en breves bocados. Donde abundan los productos locales y de cercanía –el aceite de Oliete, el cordero, la acelga, los quesos, la miel de Ariza–, pero sin desdeñar otras culturas, como la japonesa gracias al caldo dashi –eso sí, con trucha del Pirineo– y los productos del mar.

Junto con los cocineros, que alternan y hablan con los clientes, el servicio de sala resulta impecable, con un el sumiller, Félix Artigas, que sugiere con tino diferentes propuestas para beber: manzanillas, chablis, oporto, etc.

Una auténtica experiencia sensorial –hasta la música suena bien–, diseñada para disfrutar –el cliente y ellos mismos– que irá evolucionando en función de la pandemia y los intereses de los comensales. De momento, sus actuales menús son para volver… varias veces. Si se tiene por aficionado a la gastronomía, reserve ya.

Gente Rara. Santiago Lapuente, 10.  Zaragoza. 623 002 084. No cierra. Cierra los martes. De lunes a viernes, desde las 13 horas y hasta cierre. Sábados y domingos, desde las 12 horas. Menús de 35, 45 y 75 euros.