Cazadores

Un tipo peculiar. Pedro ha sido agricultor, ha vivido en China, le ha tocado pasar hambre –de verdad–, ha sido cocinero, ha vivido en Bélgica y cada día estoy más convencido de que lo sabe casi todo.

Me cuenta que es imposible acercarse a las grullas a menos de 300 metros porque se te van a toda velocidad. Obviamente le pregunté que para qué se quería acercar a las grullas. «Leñe, para comérmelas. Son cojonudas en arroz, eso sí, son duras como el pie de Cristo».

En otra ocasión me hablaba sobre las almejas del rio Arba de Biel –sí, como lo leen–. «A mí me encantan. Son muy gordas y me las hago con patatas. Sacan más baba incluso que el caracol. Algunas son tan grandes, que sacan el pie y van andando hasta por fuera del agua».

Pedro puede estar horas contando cosas curiosas. En otra ocasión me hablaba de lo bueno que es tomar leche. Pedro tiene sus propias teorías para todo. «Chico, los abuelos de Benasque no son altos. Son gigantescos. Y eso es de tanta leche que toman. Lo que yo te diga».

Más recetas de Pedro. «Las ranas me gustan también mucho. Se come todo. Los brazos, las piernas y el cuerpo. Bueno todo menos la cabeza, que por cierto si les arrancan la cabeza siguen andando sin ella durante un minuto más o menos. Guisadas me las hago con espárragos, longaniza y un huevo escalfado».

Ojo, que es muy listo pero que también lo han engañado alguna vez, no crean.

«Una vez mi amigo Narciso, nos preparó pajaricos fritos para comer. Menudo es. Nos había tomado el pelo y eran topos. Topillos pequeños que les había quitado la cabeza. Oye, igual que los pájaros. Impresionante».

Este Narciso era aún si cabe más peculiar que Pedro. Había venido de América y cuando llegó le robaron todo lo que había ganado en los tres años que estuvo. Se dice que todos los que vinieron de América habían vuelto ricos. Todos menos Narciso, claro.

Narciso tenía también sus historias. «Allí en California, si te acercas a menos de cien metros del ganado se puede disparar con la escopeta. Una vez mi compañero le disparó a un indio. Luego los indios se querían vengar y chico, nos vinimos otra vez a España, que la cosa se ponía fea. Se habían enfadado».
Volviendo a las recetas de Pedro… bueno, esta historia es un ejemplo de lo que hace el hambre…

«Lo más malo que he comido en mi vida, bueno que no me lo comí es un buitre. Bueno, lo empezamos a guisar y aquello sacaba un olor que no se podía ni respirar. Con decirte que lo echamos a la basura sin probarlo. No lo querían ni las gallinas».

–Anda Pedro cuéntame cosas que has comido que es para una columna para Gastro.

–Si hombre. Mira, la cabra es muy dura pero está muy buena. Eso sí, se come de adulta, ¿eh?, si no… nada. El avefría o chorlito es delicado, en cambio el tordo es lo más amargo que he probado. El caracol blanco, que por cierto tiene la carne negra, las acelguetas o cardo mariano. Dice la leyenda que las trajo Hércules a España. Ah, y los perros tetones. ¿Sabes lo que son?

–Bueno, creo que por hoy ya tenemos tema Pedro. Me lo cuentas mañana en el café.