ECO Lorenzo Villaeys-Sakalian

Laurent explica cómo funciona la piscicultura, en concreto del esturión y la trucha. FOTO: Cortesía Slow Food Huesca.

 

Quiero recrear una de las actividades que, cuando podemos, solemos organizar para disfrute de socios y simpatizantes de nuestro convivium Slow Food Huesca. La necesidad de contactar permanentemente con nuestros productores forma parte de nuestro ideario y proceder. En esta ocasión teníamos necesidad de saborear pez, historia, cultura y amistad.

No hemos aprendido nada, o no han aprendido nada quienes deberían haberlo hecho, aquellos que entienden la vida como depredación. Hoy seguimos hablando de lo ecológico, mientras de nuevo otros se dedican a hacer saca al precio que sea.

Pesca ecológica

Volvamos al aquí y ahora, y a esta actividad sobre pesca ecológica, gracias a la apuesta de un valiente productor, Laurent Sakalian, miembro de nuestro convivium Slow Food Huesca y guía del viaje.
A nadie le extraña que los peces , pescados a partir de ahora, han sido uno de los grandes descubrimientos de la cocina, gracias a su versatilidad de sabores y texturas.

Tras la quedada en el punto de partida vamos sumando voluntades y, en esta ocasión plagada de gente joven, niños, futuro –¡qué bien, qué ilusión!–, a los que a lo largo de la jornada aún les reconocemos muchos más méritos; han estado fenomenal e, incluso, algunos de ellos con preguntas a nuestro productor, Laurent, sobre los esturiones y truchas, que hemos visto a lo largo de la visita y después en el plato.

Laurent va desglosando en la visita la historia de su profesión, de su arriesgada lucha con los negocios, tras los cuales, parece salir victorioso hasta el momento, no sin titánicos esfuerzos. Los datos son los datos: pasar de seis personas a noventa y tantas en la actualidad, amén de los puestos colaterales. ¡Bravo, Laurent!

Y lo mejor, el resultado y su forma de producir, porque lo hace en ecológico y, aunque los datos de producción marean a veces –como los precios de los piensos–, la apuesta por un mundo mejor bien merece la pena. Para ello solo hay que ver a las criaturas que nos rodean, que bien merecen un mundo distinto al actual, más bueno, más limpio y más justo.

ECO esturion

Vista de uno de los estanques donde crecen, en ecológico, los peces. FOTO: Cortesía Slow Food Huesca.

Antes de la comida, visita a nuestra historia, un precioso lugar, el Monasterio de Leyre, con majestuosos arboles en la entrada, que me hacen evocar a Orreaga.

Ya en el comedor, degustamos el esturión, textura exquisita y sabor delicioso; felicitaciones al cocinero. Todo ello acompañado de hortalizas en crudité. Risas, conversaciones, alegría por el encuentro, tras estos años de pandemia, que está ahí, aquí. No es menester recordar la necesidad de seguir con las medidas de prevención recomendadas, esto no ha concluido.

Si comenzábamos hablando de sabor, se me olvidaba nombrar a una planta que en este caso ha sido artífice del toque para nuestro esturión, el cilantro, especia interesante para quien les escribe, tanto en seco como en fresco y muy bien conocida en la cocina de pescados o ensaladas, pero también para verduras o guisos.

Ya de regreso, pensando, ¿será posible que no apostemos por este modelo de producción, de actitud ante la vida?