La DOP Campo de Borja presenta su proyecto
para indagar en el valor de las cepas históricas

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José Ignacio Gracia, secretario de la DOP Campo de Borja, desgranó los propósitos del proyecto. Foto: David García, Almozara.

 

GA.

Se cuenta como chiste que en ninguna feria vitícola falta quien ofrece viñas viejas para injertar. Es la derivada del prestigio que tienen las viñas antiguas para elaborar vino. Pero hasta ahora, más allá de las sensaciones y las catas, casi nadie había trabajado seria y científicamente al respecto.

Tal es lo que va a hacer la DOP Campo de Borja, gracias a su Garnachas Históricas Project, fruto de un grupo operativo liderado por la denominación, con el apoyo de las Universidades de Zaragoza y Navarra, y las tres mayores bodegas de la DOP, que suman más del 95% de los viñedos, Bodegas Ainzón, Bodegas Borsao y Bodegas Aragonesas.

El proyecto trata de poner en valor la edad del viñedo y los vinos que de él se extraen. Como es sabido, las viñas viejas están en riesgo de desaparecer, debido a las dificultades en su laboreo y una menor producción. Sin embargo, sus vinos están muy valorados.

Será el catedrático de la Universidad de Zaragoza, Vicente Ferreira, a través del Laboratorio de Aromas del Vino y Enología, quien «se ocupará de analizar seis parcelas y estudiar los precursores aromáticos que logran que la uva de viñedos viejos pueda producir añadas de guarda», como explicó José Ignacio Gracia, secretario del Consejo Regulador. Algo que se da por sabido, pero sin evidencias científicas.

Así, se han seleccionado seis parcelas de entre 30 y 90 años de edad –de una de ellas, ni se sabe– ubicadas en Magallón, Pozuelo de Aragón, Ainzón, Fuendejalón, Borja y Tabuenca–, cuyas primeras muestras se tomaron el año pasado. Las microelaboraciones de mistela se someterán a diferentes análisis, con uvas de cepas jóvenes como testigo, para estudiar los precursores aromáticos.

Por su parte, la Universidad Pública de Navarra, con Gonzaga Santesteban al frente, desarrollará un «método que garantice científicamente la edad de las viñas», en las mismas parcelas seleccionadas.

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Eduardo Ibáñez, presidente del CRDOP, Joaquín Olona, consejero de Agricultura, y María del Mar Arcos, alcaldesa de Borja en funciones. Foto: David García, Almozara.

Labor de sensibilización

El proyecto dispone de 150 000 euros, además de los 15 000 que aporta cada una de las bodegas y se irá presentado, a lo largo de este año en Valencia, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Madrid, Londres y Düsseldorf, ciudad en la que se celebra este año ProWein, una de las ferias de vinos más importantes a nivel mundial.

Concluirá con la celebración en el Campo de Borja, a finales del año 2025, de Old Vine Conference, el congreso mundial de esta organización europea que se ocupa de preservar los viñedos históricos.

Lo que se incluye entre la serie de acciones para sensibilizar a los viticultores y al conjunto de las bodegas de la importancia de conservar este patrimonio vitícola, tan vital para Aragón, y poderlo explotar promocionalmente.

Algo especialmente sensible en esta denominación, ya que los primeros viñedos datados en la zona se remontan al año 1203. Actualmente, de las 3265 hectáreas de garnacha con que cuenta Campo de Borja, el 25%, tienen más de treinta años de edad, distribuidas en 16717 parcelas registradas. Con producciones bajas, pero inmensamente apreciadas enológicamente, por la complejidad estructural y aromática que proporcionan a los vinos. Es el momento de comprobarlo.

Durante la presentación, que no quiso perderse el consejero Joaquín Olona, se cataron tres vinos elaborados a partir de viñas viejas: Terrazas del Moncayo 2018, Fagus de Coto de Hayas 2020 y Tres Picos 2020.