Amontillado ellos GOC

Rubén Martín y Natalia Martínez lograron abrir hace apenas tres meses. Aquí con las botellas para la cata a ciegas. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

 

Hay muchas formas de salir a tomar vinos. La más habitual consiste de ir de bar en bar, bien siempre con el mismo, bien pidiendo los especiales de cada casa. La llegada de Amontillado, en plena pandemia, permite modificar el sistema. Es decir, uno va a este bar y allí, sin moverse, dentro o en la terraza, va cambiando los vinos de los que disfruta.

Pues el espacio que han creado Natalia Martínez y Rubén Martín dispone habitualmente de una cuarentena de vinos para servir en copa, por supuesto perfectamente conservados, que irán variando cada dos meses –Amontillado nació hace apenas tres–, si bien manteniendo alguno de los vinos ‘clásicos’ de la casa, como el verdejo Cucú o los elaborados por los dos ‘Master of wine’ aragoneses, Norrelson y Mora.

Dado su tipo de público, han seleccionado para esta carta los vinos aragoneses menos conocidos, como los Microcósmico, de Mora&López, el 12 Lunas, de Bodegas El Grillo y la Luna, o el espumoso Manelmia 2018, procedente de Barbenuta. Pues su fuerte, su apuesta, es acercarnos vinos de otras zonas, especialmente del sur, como indica su nombre. Vinos de Jerez, de Montilla-Moriles, dulces, de denominaciones apenas conocidas, casi siempre de pequeñas bodegas. Vinos para sorprender al aficionado, de los que por supuesto, cada uno de los socios puede contar la historia que traen consigo. Con unos precios que rondan los cuatro euros, aunque algunos pueden duplicarlo.

Que se suman a una oferta total, por el momento, de 150 referencias. Además, todos los vinos están a la venta. Por lo que no resulta extraño que quien descubra allí un vino que le interese, acabe llevándose la botella a su domicilio. Hallazgo que se puede hacer de forma singular, ya que Amontillado ofrece habitualmente una cata ciega de cinco vinos, con la botella tapada, de la que únicamente se conoce el precio. El cliente decide si quiere blanco o tinto y comienza el juego, tratando de explorar sus características acompañados por Natalia o Rubén. Toda una experiencia.

Amontillado papas GOC

Magnífico plato de papas con salsa. FOTO: Gabi Orte / Chilindrón

También comida

Aquí también se come. Y se pude hacer de dos maneras, en forma de picoteo, o a través de sus platos, que también buscan la singularidad. También aquí la carta irá variando, aunque es de esperar que algunas de sus especialidades se consoliden y se queden. Como la Anchoa con mantequilla de cítricos, sus diferentes croquetas, sutiles de sabor –huevos fritos con longaniza de Graus; trucha con jamón de Teruel– o las Papas flor y salsas, muy logradas. También ofrecen diferentes tablas, siempre buscando la cercanía y los pequeños productores, así la de Presa curada de latón de La Fueva, la de quesos aragoneses o patés del Pirineo.

Más formales resultan la Lasaña koreana de pollo maridado, las Albóndigas de toro y parmentier o la Hamburguesa de txuleta de vacuno, de la que afortunadamente preguntan por el punto deseado de la carne. Más escasa la oferta de pescado, de momento limitada a la Roca de bacalao con tártara y salsa Merry. No falta tampoco el apartado dulce, con propuestas como la Tarta casera de yogur de oveja con helado.

Un espacio singular, bien atendido, tranquilo –la terraza da a un parquecillo cerca de Aragonia–, variado, que encandilará a los aficionados al vino, sea de donde sea. Y no se olviden tampoco de sus papas.

Amontillado. Hermanos García Mercadal, local 5. 978 876 793. De 10 a 16 y de 18 a cierre. Cierre, domingo noche y lunes.