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El jefe de cocina de El Visco, Rubén Catalán.

 

Ubicado en Fuentespalda, Teruel, el hotel-restaurante Relais & Châteaux La Torre del Visco se ha obtenido su primera estrella Verde, que reconoce la filosofía de respeto a la naturaleza y sus ritmos, y llevan a cabo iniciativas que preservan el medio ambiente mediante la gestión de recursos y la eliminación de residuos

Su restaurante, El Visco –muérdago–, fundado en 1995 y capitaneado por el chef Rubén Catalán, con la mâitre y sumiller Susana Gámez en sala, es un ejemplo de tradición, conciencia ecológica y defensa de lo local, todo ello unido por una personalidad culinaria única que le ha valido alzarse con la preciada estrella Verde en la nueva edición de la reconocida guía.

En El Visco, las verduras de su huerto propio y de su invernadero se acompañan con productos silvestres del entorno (hierbas, setas, etc.), quesos y carnes ‘éticas’ y de proximidad y pescados de las lonjas del delta del Ebro, como la trucha y el esturión. Cuentan con valiosos proveedores, productores y artesanos caracterizados por su calidad y sus buenas praxis, además de por su cercanía.

«Son los productos y las temporadas las que deciden nuestros menús y no al revés. No hay dos días iguales». Bajo esta premisa, Rubén Catalán ofrece en El Visco dos menús gastronómicos, llamados Artigas y Vía Verde, que son absolutamente dinámicos y cambian según los ingredientes disponibles en la finca y de los productores locales. Ambos incluyen pan, elaborado de forma artesanal con harinas ecológicas integrales, y aceite de oliva virgen extra producido en la finca, con las variedades arbequina y empeltre. Están disponibles al mediodía de jueves a domingos y por la noche de jueves a sábados.

«Esta estrella Verde valora la cocina, el compromiso con su tierra y la sostenibilidad que están detrás de cada plato. Es una recompensa a un trabajo concienciado y respetuoso» –explica el chef–. «Quiero agradecer a todo el equipo su trabajo día a día; estamos en un lugar prácticamente aislado –el pueblo más cercano se encuentra a 12 km– y es una suerte contar con compañeros tan apasionados en dirección, sala, cocina, finca, huerto y demás personal».

Con el mismo estilo familiar y cercano de la propietaria del hotel, Jemma Markham –de origen británico y con un importante pasado en el mundo editorial–, las cocinas de El Visco están abiertas al comensal. Como antaño, cuando el fogón era el corazón del hogar, los clientes son bienvenidos para observar, preguntar por recetas y trucos profesionales al equipo, o simplemente participar en espontáneos debates culinarios. Una especie de mesa del chef permanente. Los clientes que vayan a comer o cenar al restaurante El Visco pueden disfrutar de todas las instalaciones del hotel, tomar un aperitivo o una copa en el brasero o hacer la sobremesa frente a la chimenea en invierno o en los jardines en verano –¡hay más de 50 variedades de rosas!–.