Por mucho que nos empeñemos, la tradición ha desaparecido de nuestras mesas. No ya los preceptos religiosos que conformaron nuestra forma de comer durante siglos ‒de ahí nuestra afición al pescado, tan solo superada por los japoneses‒, inexistentes ya los próximos días para la mayoría de la población, sino esa alimentación que necesariamente era de cercanía y temporada.

Basta acercarse a cualquier lineal de las grandes cadenas, los escasos puestos que quedan en los mercados o las tiendas de proximidad y ver qué compra la ciudadanía. Y no vale aludir a los precios actuales, pues el fenómeno viene de atrás, cuando apenas nombrábamos la palabra inflación.

O contemplar la oferta de los numerosos establecimientos que abren cada semana, mientras los tradicionales, esos que hacían las tortillas cada mañana o nos deleitaban con madejas, callos o fardeles cierran según se van jubilando sus propietarios. Por muy rentables que resulten.

De hecho, propuestas como Gastropasión, que comienza mañana, cada día son más exóticas para los consumidores. ¿Potajes, bacalao, torrijas? ¿Qué es eso? Denme pokes, ramenes y cheescakes, que es lo que se lleva ahora.

Asumámoslo ya y agrupémonos todos en esta lucha final que, probablemente, también perderemos. Creemos células de irredentos buscadores de morcillas, higaditos, cabezas asadas ‒los torreznos parece que se van salvando‒ y hagamos circular la información. Que llenemos de alegría ‒y edad‒ los escasos años que les quedan a esos bares. Quien pueda, que trate de ideologizar a sus nietos, y los engañe con una lengua estofada o unos riñones al Jerez, evaporado, eso sí.

Quien opte por la vía socialdemócrata puede pedir en cualquier establecimiento unas alubias con oreja, gambas con gabardina o quizá un bacalao a la zaragozana. No lo catará probablemente, pero ahí quedan las ideas.

Ellos tienen los medios de producción y también dominan la comunicación. Volvamos a las barricadas y compartamos esos caracoles untando bien de pan, que buenas panadería aún nos quedan. Y no solo es tarea para Semana Santa.