Si fuera periodista y trabajara en un medio serio, casi ya un oxímoron, quizá alguna de estas confidencias mereciera un reportaje, o al menos una llamada de atención. Dado que obviamente no lo soy −ni tampoco esto es serio−, al menos repasaremos algunas de las cosas que llegan a los oídos de este tapao.

Las ferias y saraos dan mucho de sí, especialmente las del Pilar. Observo la indignación de un productor oscense que tenía intención de viajar a Israel para comprar productos para su explotación e innovar en sus cultivos. Pidió asesoramiento a una institución que de dedica a ello; 4500 euracos le pedían por las gestiones: contactos, listados, direcciones, etc. Prudente él, no menos astuto, decidió ponerse en contacto con la Embajada de Israel, donde le pasaron todos los datos que necesitaba… de forma gratuita. Viajó, logró los contactos y apenas invirtió los gastos de viaje, menos de dos binladen.

Las cenas de los encuentros de antiguos alumnos, especialmente cuando lo son de uno de los más importantes  centros formativos agroalimentarios del mundo −por más que aquí sea practicamente desconocido− son un buen escaparate para promocionar Zaragoza y su gastronomía. Una lástima que los mexicanos, libaneses, chilenos  −todos ellos pertecientes a las elites de sus paises−, que vieron como a la vez que les servian el café, en un reputado y marítimo restaurante, a 40 euracos el menú, contemplaran también cómo iban recogiendo el comedor, apilando las sillas, etc. Nada tomar allí una copa, porque igual los trabajadores tenían que irse a cumplir en otros bolos del jefe. Es lo que tienen las vísperas pilaristas.

Los productores de tomate rosa de Barbastro deben de estar de enhorabuena. En sus ofertas de estos días, Alcampo los ha elevado a Denominación de Origen Protegida. ¡Con los años que les ha costado a otros, la cadena lo soluciona en un plis plas!  Tampoco queda muy claro en su propuesta de menú para las fiestas del Pilar, si todo él ha de ser bebido con el vino tinto Borsao, o nos debemos a limitar a regar el postre.

Alcampo oct 2019

La Estación intermodal de Huesca se queda sin bar, ni restaurante. La empresa concesionaria, Catering Trufe, ha dado la estampida y cerró sus puertas el pasado lunes. A los tres años de los diez firmados. Según informa el Diario del AltoAragón, se van a centrar en el servicio de caterin en Teruel y Zaragoza, donde ofrecen alguno de los desayunos, menús y raciones más baratos de la ciudad, casi insultantes. ¿Dónde? En la sede de la soberanía aragonesa, nada menos.

La triple pregunta de la semana

¿Habrá nueva escuela de hostelería en Zaragoza?
¿Dónde se ubicará?
¿Se incluirá en el presupuesto autonómico 2020?